domingo, 24 de octubre de 2010

Reflexión

En este tercera revisión todos los cuentos muestran un fanatismo excesivo hacia el futbol que a mí personalmente me parece bien ya que demuestra cuan dentro uno tiene metido una camiseta de futbol o este deporte. Alejandro Apo es además un periodista y un relator de radio quien muchas veces ha relatado estas historias a través de su espacio radial, lo que genera, en argentina, llamadas sucesivas preguntando el autor del cuentos o simplemente para preguntar qué libros podrían leer del deporte rey en el mundo.

En general en mi segundo portafolio del presente año he logrado comprobar que los autores no solamente escriben por cosas que están de moda para llamar la atención de la gente y que esta compre sus libros, sino que también porque de alguna u otra forma hay una cierta complicidad con el deporte siendo periodistas, ex deportistas, relatores, etc. Todos tienen algo en común que en este caso es el futbol y el cual les apasiona hablar del como a mí de leer historias de este.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Resumen de selección de cuentos

Puntero izquierdo: cuenta la historia de un jugador de tercera el cual es un magnifico puntero izquierdo de un club que lucha por subir a segunda, entonces necesitan la ayuda de este jugador para ascender. Llega la fecha del partido crucial pero este puntero no taba dando el 100% hasta que en una jugada se saca a dos jugadores combina con un compañero se la devuelve entonces el sorprendido no sabiendo que hacer se tira al suelo, pensando que sería lo mejor, pero no recibiendo toda la bronca del técnico que le dice «¿Qué tenés en la cabeza? ¿Moco? Esto le llego profundamente al corazón, y en la próxima jugada se saca de encima a 4 jugadores y después sacando un terrible disparo que se cola en un ángulo siendo un golazo. La reacción del equipo contrario fue terrible ya que con ese gol perdieron y al fin del partido, a la salida esperaron al jugador y le dieron una paliza tremenda que lo dejó fuera de las canchas por un semestre.

Señor Labruna: cuenta la historia de Estupor Corcuera un profesor de una escuela pobre hincha de boca quien le escribe cartas a un jugador de River Plate llamado Labruna, diciéndole en estas que es un jugador excepcional y que no debería ser jugador de River sino que por su garra debería ser de Boca. Estas cartas las recibió Labruna por alrededor de 5 años donde en el término de cada misiva le deseaba suerte. Hasta que en un momento Labruna decidió ir a ver a tan afanado hincha del que le llegaban cartas todos los domingos. Por fin lograron verse las caras, se saludaron y después despidieron con mucho afecto.

El centro haft que soñaba: relata la historia de Venancio un jugador del C.A Rodillas el cual fue secuestrado durante un partido de futbol y como se cuenta la historia posiblemente asesinado. Después de 7 años se le hace un homenaje para recordar ese dio, en el cual nadie hizo nada para ayudarlo. Desde ese momento se dijo que C.A. Rodillas iba a salir siempre con un hombre menos a la cancha pasara lo que pasara.

Esperándolo a tito: cuenta la historia de un jugador de futbol que fue exportado al extranjero y que es invitado a jugar un partido con su antiguo club de barrio, era un clásico ni más ni menos, pero lamentablemente este no llegaba, no llegaba tito todavía todos nerviosos porque les faltaba un jugador y el mejor de su equipo hasta que cuando antes que piten para iniciar el juego llega a la cancha y comienza el partido.

Felicitaciones ingeniero: cuenta la historia de un ingeniero que asiste a ver un partido de su club newell’s o también llamado los leprosos, es un partido importante al cual asisten a buenos aires para ver a su equipo que se enfrentaba con River. Lamentablemente pierden el partido i cae en una profunda tristeza que lo hace hasta no querer recibirse de ingeniero. Al final de cuentas piensa que no es solo para el ese título sino que para sus padres que han luchado una vida entera para que lograse ese título. En fin da la prueba le va excelente se recibe y el profesor ingeniero le entrega una carta boca abajo que tiene que leer y entender para recibirse en la cual dice “Daniel no te angusties que yo estoy tan destrozado como tú, pero la vida siempre da revanchas”, y le pregunta si entendió el mensaje y Daniel le dice que si, entonces felicitaciones ingeniero.

sábado, 16 de octubre de 2010

ficha técnica selección de cuentos


Autor

Alejandro Apo

Nacionalidad

Argentino

Páginas

200


En esta oportunidad, leí una selección de cuentos sueltos que alcanzan una cantidad de 200 paginas aproximadamente los cuales son reescritos por Alejandro Apo y algunos son cuentos de él. Los cuentos son los siguientes: Puntero Izquierdo, Señor Labruna, El centro haft que soñaba, Esperandolo a tito, Felicitaciones ingeniero.

viernes, 15 de octubre de 2010

Entrevista a Alejandro Apo- www.olavarria.com

¿Cuánto tiempo llevas con el espectáculo?

5 de enero del 99. Empezó en "La Subasta", una idea de Dario Grandinetti, gran amigo, gran actor. Me llama un día y me dice: mira yo inauguro un teatro en Mar del Plata con unos amigos, Pablo Pérez Iglesias y Luis Garriga, se va a llamar "La Subasta" y voy a bancar espectáculos alternativos, no tradicionales y yo creo que dentro de tu programa de radio, de los sábados a la tarde por Continental, -él es fanático del programa-, a mi me parece que hay un espectáculo alternativo, yo le digo vos estás loco, yo que tengo que ver con el teatro. Bueno finalmente me presento al "Turco" Sanjurjo, un músico de Mar del Plata, me dijo que escucha el programa y conoce el código del programa, que le traiga lo que la gente más me pide, que le junte lo que la gente más me pide en los llamados y a partir de ahí hicimos un esbozo, y así aparecimos en "La Subasta", en Güemes, en Mar del Plata, el 5 de enero del 99, y acá estamos.

El primero que vio que íbamos a estar en todo lo que significaba ciudades y pueblos de todo el país fue Victor Hugo (Morales), que la segunda vez que nosotros hicimos el espectáculo lo vio, me dijo: éste espectáculo no lo tenés que hacer en Capital, lo tenés que hacer en todas las ciudades del país, y así fue. Nosotros en este momento tenemos una demanda, es insólito lo que voy a decir ahora, pero el espectáculo nosotros lo hacemos viernes y a veces algunos sábados, por que la radio no me deja ir todas las veces, y los sábados tenemos ocupados junio, julio, agosto y septiembre, es increible, estamos negociando para ir a nuevos lugares en octubre, mediados de octubre. La gente lo disfruta mucho, me provoca un placer impresionante, por que yo nunca pensé que iba a poder dominar el escenario, que iba a poder expresarme, por que no es lo mismo hablar por radio que estar en televisión, y mucho menos en teatro. Bueno despúes de tanta ayuda del "Turco" Sanjurjo con su oficio, tanta recomendaciones de Darío Grandinetti, casi recorridas 138 ciudades, yo hoy soy una mezcla de Antony Hopskins y Victorio Gasman, al lado de lo que era, era un tronco. Bueno es un placer hacerlo y cómo la gente lo recibe, estamos felices. Es un maratón, por que yo vuelvo esta noche, mañana a la mañana tengo que estar allá (Buenos Aires), hago el programa en vivo, no me puedo quedar en ningún lugar, digamos, disfrutando.

¿Cómo surgió la idea de pensar el fútbol desde otro ángulo, como es desde la literatura y la música?

Eso surgió del programa de radio, cuando yo vuelvo a Continental en el 95, yo me había ido en el 90. Vuelvo en el 95 y Victor Hugo me plantea que la radio no quiere transmitir más el futbol de ascenso. Me dice: los sábados en el verano va a haber un espacio, por qué no metemos alguna idea, a ver si a la radio le gusta y lo deja, damos información pero hacemos otro programa. De ahí surgió la idea de "Todo con afecto". Entonces yo le dije que iba a hacer un programa personal, de mis recuerdos, de cuando yo era pibe y admiraba muchos futbolistas. Surgió ese programa, se mezcló la literatura, lo que nunca pensamos es la repercusión y la gravitación que tiene la gente de todo el país del programa, lo que la gente espera el programa. Vamos a lugares donde la gente se reune, 15 o 20 personas como en 1940 alrededor de una radio, es increible el peso que tienen las historias, lo que pasa que la gente me elogia mucho como yo las cuento.

¿Hay algún relato que te haya emocionado?

Nosotros siempre decimos con el "Turco" (Sanjurjo) que el cuento que más nos impacta es el del "Viejo Casales", 19 de diciembre del 51. El cuento central del espectáculo es ese, y es un cuento muy completo de futbol, por que lo tiene todo, tiene las cábalas del futbolero, tiene el drama, el humor, el análisis y un poco lo que Fontanarrosa, me parece es un maestro, nos devuelve es ese espejo deforme donde nos vemos como futboleros que somos capaces de hacer cualquier cosa, como la de llevar al viejo Casales, que no anda bien de salud, a la cancha por que es cábala, por que es una especie de amuleto.

En esas historias, creo que Soriano describe como nadie el futbol chacarero, hay algunas anécdotas en el espectáculo de Soriano también y creo que eso es lo que genera que la gente se enganche, de cualquier manera siempre pensamos con Victor Hugo que el programa tiene una repercusión mayor a la que merece. Yo creo que el programa está sobredimensionado y el espectáculo también.

¿Recordás alguna anécdota especial?

Sí, hubo un señor muy ingenioso que una vez me mando una carta a documento y yo me asusté y dije se dieron cuenta, me llevan preso (risas) y abajo decía: "lo demando por que me interrumpió la siesta de los sábados", ese era el tema. Después lo conocí y me comentó: `yo tenía armado el sábado, dormía, después a las siete la bruja me empezaba a hinchar para salir. Ahora yo escucho su programa, a las siete me pongo a dormir y la bruja me empieza a samarrear para preparar la salida de los sábados y entonces lo demando por eso`. Mucha gente me dice dos cosas, me rompió la siesta del sábado y me hace llorar todos los sábados. Pero yo no los hago llorar, son los textos, yo también lloro con los textos, por que alguna vez leí "De chilena" y me quiebro también, porque me revive cosas personales.

¿Es verdad que hay cuentos que los leés por primera vez al aire, sin haberlos leído anteriormente?

Fue una técnica que usé, ahora los tengo más dominados, porque he leido muchos y repito muchos, como el programa tiene tanta duración, hay cuentos que hace cuatro años que no leo, por que el programa tiene siete ya, va para ocho años. Pero muchas veces use esa técnica, es una técnica riesgosa pero que me ha dado muchas satisfacciones y también a los que escuchan, porque yo descubro el cuento con el que lo escucha, entonces le da una espontaneidad, una frescura, que verdaderamente es muy buena. En algún caso he corrido algunos riesgos y por no conocer tanto los autores, ya ahora no lo hago más eso, me he perdí un poco en la entonación, pero en general no, porque conozco muy bien la literatura de Fontanarrosa, de Soriano, de Dolina.

¿Quien escribió mejor sobre Maradona?

El espectáculo empieza con una baladita del "Turco" Sanjurjo, en realidad no es del "Turco", es de Pablo Col, donde él interpreta "Vengan a ver" y pegado a esa historia, a esa balada, que canta Sanjurjo, él queda tarareando y yo digo los versos para Maradona de Hector Negro y son verdaderamente conmovedores. Pero me acuerdo de una página que escribió Fontanarrosa de Diego es la que más me impactó, es un artículo periodístico que yo tengo, donde él dice que dentro de muchos años, algún diccionario va a decir: Maradona, Diego Armando, 1960, el futbolista más grande de todos los tiempos hizo felíz a un pueblo. Creo que esa es la definición que él buscó, pero lo hizo más al estilo de los viejos diccionarios, más solemnes y sobrios y escribió una cantidad de reflexiones en relación a Maradona que me emocionan mucho. También me emocionó mucho lo que dijo Dolina de él y algunas cosas que refiere el "Gordo" Soriano en alguna de sus historias.

A modo de cierre ¿Qué es el fútbol para Alejandro Apo?

Yo siempre digo que tiene un mensaje, el fútbol no es sólo fútbol. Nosotros hemos sido formados con el fútbol también, eso no excluye a las mujeres, primero porque hay cada vez más mujeres que son futboleras y segundo que las mujeres se acercan mucho a mi programa y a mi espectáculo para entender mucho más la movida de sus parejas, de sus hijos, de sus compañeros, por que el fútbol es un vehículo de ideas también. Nosotros nos hemos formado, los grupos de amigos, las lealtades. Es un poco lo que dice el espectáculo, los futboleros no somos tipos que solamente hablamos de la pelotita, así arranca más o menos, después que el "Turco" canta la balada esa y yo digo los versos para Maradona, un poco lo que digo es que nuestro mensaje, y que es bien recibido en todo el país, es ese, que los futboleros estamos involucrados con la cultura popular.

Biografia: Alejandro Apo


Alejandro Apo (nacido como Alejandro Alfredo Rütschi1 el 19 de diciembre de 1954 en Buenos Aires) es un periodista deportivo argentino con una trayectoria periodística de más de 30 años, siendo conocido como el comentarista de las transmisiones deportivas de Radio Continental. Es hijo del reconocido periodista Alfredo Rütschi—conocido artísticamente como Apo

Comenzó su carrera en el año 1974 como periodista deportivo y comentarista especializado en fútbol, recomendado por su padre a Horacio Iranieta, de Radio Del Pueblo.

Fue parte del recordado programa de Radio Mitre Sport 80 y durante 15 años (fue despedido en 2009 por problemas económicos) comentó fútbol en Radio Continental siendo parte del equipo de Víctor Hugo Morales, con un breve paso por Radio Del Plata5 con los programas Las Reglas del Juego y River Plate.

En 1995 produjo y condujo el ciclo Todo el verano en un día y más tarde Todo con afecto, ciclo dedicado al fútbol, la música y la literatura. Otro programa creado y conducido por el periodista es Donde quieras que estés.

Participó en televisión en Telefe y Canal 13 en los programas Polémica en el Fútbol—creado por su padre Alfredo y Carlos Fontanarrosa; junto a Cesar Mascetti colaboró en el programa Medianoche y en el desaparecido canal de cable "Red de Noticias" condujo el programa Sin testigos.

El 14 de julio de 2009 el periodista fue despedido de Radio Continental a raíz de restricciones presupuestarias de la empresa después de catorce años de desempeño en la emisora, venían negociando el retiro desde hace un tiempo, según los directivos su sueldo era muy elevado, se especulaba que se iba a producir el hecho a fines de julio de 2009 pero se optó por realizarlo en forma abrupta sin darle la opción al periodista de despedirse de su audiencia. Apo empezó a analizar la posibilidad de entablar una demanda laboral. Otras versiones indicaron que la salida del periodista se debió a su apoyo a la Ley de Radiodifusión, tuvo por este tema una discusión pública con Víctor Hugo Morales (aunque este tuvo posteriormente una postura completamente a favor de esta nueva ley) y Jorge Lanata. Además las autoridades de la emisora habían levantado su programa "Apo con afecto" pero la medida fue revocada por la presión del público.

Entrevista a Alejandro Apo- www.narrativaradial.com

¿Cómo comenzó tu vínculo con la radio?
De pibe yo era un gran oyente de radio. Recuerdo a Hugo Guerrero Marthineitz en El show del minuto. El Negro iba de 14 a 19 por radio Belgrano y yo lo escuchaba las cinco horas sin hacer otra cosa. Hasta me acuerdo de memoria los avisos que pasaba y cada vez que le hago una nota o un homenaje a Hugo, se lo menciono. Yo intento continuar esa radio clásica de climas, sugestión…

De silencios.
Bueno, pero decir silencios hablando de Guerrero, le corresponden a él, como la lectura de cuentos. Yo no me adjudico nada. Pero hay muchos referentes: Quique Pessoa, Liliana López Foresi, Eduardo Aliverti, Betty Elizalde.

¿Sentís que el medio está desprestigiado en estos tiempos?
En la actualidad, la radio entra en la superficialidad y la liviandad de la televisión, como quien dice: “Bueno, hacemos un poquito de radio”. Así se dejan de lado los códigos del medio. Pero la radio es imbatible, porque resiste el embate de la computación y de la televisión. Creo que falta amor por la radio. Yo intento ser un modesto seguidor de las personas que hacían una radio de climas, para mantener la fascinación que despierta el medio en la gente, ese ambiente intimista.

De hecho, el vínculo que establecés con tus oyentes es muy cercano. ¿Es real la historia del hombre que te mandó una carta documento?
Sí, claro. Yo me asusté cuando la recibí. La abrí y decía: “Demando a usted porque me privó de la siesta de los sábados”. El tipo me escuchaba a la tarde y cuando se quería dormir, la mujer lo empezaba a zamarrear para hacer la salida del sábado a la noche. Por eso me demandaba. ¡Un genio el tipo! Los oyentes me ponen en un lugar de exigencia que es extraordinario. Encima, tienen una sensibilidad única. Comparten conmigo el programa. Hay personas como Luciano de Marcos Paz, Pocha, Susana, que son parte de los afectos.

¿La calma de la medianoche favorece tu propuesta radial?
(Alejandro sonríe con complicidad.) Ahora que el programa empieza a las 23, le puedo sacar un poco de audiencia al Negro (Alejandro Dolina); si no, me come. Los que prenden la radio antes, se quedan conmigo, pero a las doce, generalmente, se van todos… Ese Negro es un maestro, y además un amigo. (Hace una pausa y recuerda algo que lo emociona.) Me comentaron que hace poco, en su programa, promocionó mi libro Y el fútbol contó un cuento –donde aparece la extraordinaria historia Relatores que escribió él– y en cierto momento dijo: “Recomiendo no sólo el libro, también que lo escuchen a Apo a la noche”. No hay forma de competir con Dolina, tiene una audiencia de toda la vida. Además, es el único hombre capaz de poner toda la cultura de la historia de la humanidad en un bar con los muchachos. Sólo un genio como él puede lograrlo.

¿Por qué no hay más espacios como el tuyo o el de Dolina en la radio?
Es complicado porque necesitás tener detrás una estructura que a veces no coincide con el negocio. Dolina, por ejemplo, no vende mucha publicidad a la noche. ¡Es increíble! Pero tiene toda la audiencia… Ojalá contagiemos con nuestras propuestas. Es que la noche invita a contar una historia, un cuento de terror: te entretenés y también te quedás pensando.

¿Tomás como una responsabilidad esa tarea educativa que encarnás desde tu lugar de comunicador?
Me gusta mucho. Recuerdo que la Cámara Argentina del Libro le otorgó el premio Julio Cortázar a Todo con afecto (en 2000). La fiesta iba a ser a la noche en un hotel muy importante de Buenos Aires y como no tenía una idea clara del motivo de la distinción, a la tarde llamé por teléfono a los organizadores. Me atendió un muchacho al que le pedí que me dijera de qué se trataba el premio. Y me leyó: “Al programa de radio Todo con afecto por difundir el placer de la lectura”. ¡Extraordinario! “Entonces me lo merezco”, dije. Porque lo que hacemos es eso: difundir el placer que significa meterse en la fascinante historia de un libro. Para mí no es un peso ocupar ese lugar. Por el contrario, siento que para muchos es una compañía, que pueden olvidarse de sus líos cotidianos para meterse un rato en la historia que yo les cuento y estar más tranquilos. Otra cosa que nos pasa: muchas maestras del interior nos piden bibliografía para los chicos, que se enganchan a leer a través de los cuentos de fútbol. Entonces, si en un mundo que no invita a lectura –por la televisión, por la tecnología–, generamos por contagio que alguien agarre un libro y busque un rincón cómodo de su casa para leerlo, ya nos sentimos satisfechos.

Después de tantos años al aire, ¿cómo encarás tu trabajo para evitar la rutina?
Todo depende de cuánto quieras progresar, ésa fue siempre una de mis banderas a lo largo de 34 años de profesión. El domingo, con Víctor Hugo transmitimos River-San Lorenzo y yo grabé mi comentario porque me notaba lento y repetitivo. Cuando llegué a mi casa escribí una carilla entera con críticas hacia mí mismo. Aunque parezca bohemio, soy muy competitivo en mi trabajo, me preparo mucho.

Las palabras quedan suspendidas en el aire mientras Alejo se disculpa por no poder extender la charla un poco más. Lo espera la cena y después, lo sabido: el encuentro con los oyentes en su casa, la radio.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Reflexión

En mi primer libro de este portafolio me di cuenta que Roberto Fontanarrosa era un fanático del futbol, pero más aun un fanático de Rosario Central. Tanto así que llevo su fanatismo a los libros donde cuenta las historias más importantes para el o más recordada que le han tocado escuchar o simplemente vivir. Para él, rosario central o también llamados canallas es muy y verdaderamente importante y a la vez para los hinchas de este equipo quienes se sienten honrados que un escritor cuente las historias de su club. Hoy en día, los hinchas de rosario central lo recuerdan con demasiado cariño ya sea con publicaciones a través de internet o de la manera que sea, porque para los hinchas de los canallas aunque pase el tiempo que pase seguirá siendo recordado.

En mi segundo libro Hablemos de futbol me di cuenta que Víctor Hugo y Roberto Perfumo no son solo hinchas del deporte rey sino que también están ligado a el. Ellos están ligados al futbol ya que son periodistas deportivos de la cadena de televisión ESPN donde invitan a gente ligada al futbol a que cuenten sus anécdotas más increíbles e interesantes, y como ellos miso han dicho son unos fanáticos del futbol. En este libro no solo muestran el fanatismo por el futbol que tienen estos dos periodistas sino que también hacen mostrar el fanatismo de sus invitados por este deporte.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Resumen del libro Hablemos de futbol

Hablemos de Fútbol no es un libro porque nació al revés, cumplió un proceso distinto. Hablemos de fútbol fue primero un programa de televisión nacido gracias a los conceptos de numerosos personajes, por ideas que surgieron primero como palabras, para después transformarse en letra impresa. Así surgió este libro. Un lugar en el que el lector no sólo se encontrará con las ideas que más de ciento treinta invitados tienen sobre "El jugador", "El fútbol que vemos hoy" o "Las divisiones inferiores", sino que también se emocionará con sus historias de vida, sonreirá con sus anécdotas y junto con los protagonistas sentirá el "aroma" de los vestuarios para unirse a su profundo sentimiento que tienen del futbol. Grandes invitados a hablarnos del deporte rey en el mundo tales como: Maradona, Bilardo, Pekerman, Sorín, Valderrama, Zamorano quienes son las figuras máximas del fútbol sudamericano los cuales analizan sus experiencias personales en el futbol, partidos memorables del deporte que los apasiona.

Biografía de Roberto Perfumo


Roberto Alfredo Perfumo nació en Sarandí, Provincia de Buenos Aires, el 3 de octubre de 1942. Comenzó a tener contacto con el fútbol amateur en 1957 en el equipo "Pulqui", de su barrio. En 1960 debutó en la quinta división de River Plate. Posteriormente pasó a formar parte del plantel de Racing Club de Avellaneda. En la Academia debutó en enero de 1964 en Santiago de Chile frente al Flamengo. En sus comienzos se desempeñaba como volante, pero en la reserva de Racing comenzó a jugar de segundo marcador central, sobre la izquierda.

Su debut en la Primera División se produjo de la mano de Néstor Rossi contra Ferro Carril Oeste y perdieron 1 a 0. En Racing demostró ser uno de los mejores defensores del país, al conquistar sucesivamente el campeonato argentino, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental. En todos esos torneos la figura de Roberto se destacó por encima de la de sus compañeros y sus actuaciones merecieron todo tipo de elogios. Sin duda buena parte de responsabilidad en su enorme proyección como futbolista la tuvo la llegada de Juan José Pizzuti -su director técnico- que lo colocó a la derecha y lo convirtió en uno de los mejores zagueros del fútbol argentino. Después de experimentar el mejor momento de su carrera, le tocó lo peor: en 1969 se preparó con la selección Argentina para las eliminatorias del Mundial de 1970 en México que terminó siendo eliminada por Perú en una tarde desafortunada en el estadio de Boca Juniors. A raíz de esa inesperada eliminación quedó marcado por una profunda depresión.

En 1971 se marchó al Cruzeiro brasileño, donde fue Campeón en tres ocasiones del campeonato Mineiro y en una ocasión Campeón de la Copa Mina Gerais. Permaneció durante 3 temporadas en el conjunto brasileño y en 1974 volvió al fútbol argentino para jugar en las filas de River Plate. En River vivió sus últimos años como profesional. Casualidad o no, lo cierto es que su regreso al Estadio Monumental coincidió con la primera vuelta olímpica del club en 18 años. Y logró conquistar 2 campeonatos Metropolitanos con River y un Campeonato Nacional. Se retiró en 1978 a la edad de 36 años.

En 1981 inicia su carrera como DT, en Sarmiento de Junín, en el cual fue cesado por sus malos resultados, padeciendo el club el descenso a la Primera "B". Luego de 10 años dirige a Racing Club. En 1993 dirige a Gimnasia de La Plata, donde gana la Copa Centenario, en honor a los 100 años de la AFA.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Biografia de Víctor Hugo Morales


Su actividad periodística comenzó en 1966 cuando, con tan sólo 19 años, trabajó como relator y locutor en Radio Colonia (en la ciudad de Colonia). En 1969 fue nombrado jefe de deportes de radio Ariel. El año siguiente fue nombrado director de deportes de Radio Oriental de Montevideo, en la que trabajó hasta 1981. Paralelamente fue informativista deportivo en el programa Telenoche 4 de Canal 4 Monte Carlo TV.

En febrero de ese año se trasladó a Argentina para trabajar en radio El Mundo. En 1982 pasó a Radio Mitre, donde integró el legendario equipo de Sport 80, junto con Néstor Ibarra (1938-2005), Marcelo Araujo (1947–), Fernando Niembro (1947–), Adrián Paenza (1949–), Tití Fernández (1951–), Alejandro Apo (1954–) y Ricardo Ruiz, entre otros. En 1986 fue nombrado director general de deportes en Radio Argentina. Por fin, llega a radio Continental en 1987, donde desarrolla su labor periodística hasta la actualidad (2010), como director de deportes y relator. Compatibiliza esta tarea con la conducción de programas diarios de interés general, y con la producción y conducción de los programas El polaco es Gardel, Con todo afecto, Por deporte y Competencia.

Por otra parte, desde 1998 es conductor en LRA Radio Nacional del programa A título personal, programa que también producen en el Canal A de televisión. De hecho, su tarea en la radio es simultánea a una presencia constante en televisión que viene de sus primeros años profesionales en su Uruguay natal.

Ha conducido ciclos de cultura general como Martini Pregunta, Cincuenta años de televisión y Tiempo límite.

Integra junto a Antonio Carrizo (1926–) y Pancho Ibáñez (1945–), una élite de «locutores ilustrados» que han marcado estilo e historia en el Río de la Plata.

Ejemplo y referencia permanente en las escuelas de periodismo, es dueño de todas las características que debe reunir un profesional en los medios para lograr la excelencia: una voz incomparable, buena presencia, excelente dicción, y un manejo de la lengua castellana absolutamente superior a la gran mayoría de sus colegas.

viernes, 17 de septiembre de 2010

entrevista a Roberto Perfumo - revista el grafico

1 ¿Es más fácil opinar desde el escritorio que vivirla desde el banco de suplentes? Sí, y mucho mejor también. Desde el banco uno está involucrado. Hay muchos técnicos que hablando son una cosa y actuando son otra, porque el nivel de ansiedad y angustia los destroza, no los deja pensar.

2 Cuando eras jugador o técnico ¿no te daba bronca que tus colegas te criticaran?
Sí, pero no tanto para complicarme. Hoy son mucho más mediáticos. Para los ingleses, Beckham jugó bien; para mí fue el peor del Mundial. El tipo está ocupado en otra cosa: en el pelo, en la uña, en el peinado. Beckham es igual a Kournikova, o a Montoya. Una cosa mediática espantosa.

3 ¿Cómo era Julio Grondona como jugador?
Y… era el Jefe, jefe indiscutido y total. Jugamos juntos en Arsenal, en una categoría anterior a la D, en los potreros. Arsenal era el mejor equipo de los barrios. Yo jugaba de cuatro, Julio de diez y su hermano de nueve. Julio jugaba bien, pero era igual que ahora: no aguantaba a ningún árbitro, él ponía al juez. Un día, de visitante, llevamos un árbitro y cobraba todo para ellos. “¿Qué hacés?”, lo encaró Julio. “Estoy cobrando para ellos para que crea que los voy a favorecer”, contestó el tipo. A los 15 del segundo tiempo pitó penal para ellos. Entonces Julio explotó: “¡Te vendiste hijo de puta!”. Agarró el pito y lo tiró a la mierda, se terminó el partido. Nooooo. Julio era dirigente desde los quince años. Un personaje fenomenal, yo lo quiero mucho.

4 ¿Qué llegaste a pensar cuando se caía el avión con Racing, en 1967? Es increíble, pero iba con mi mujer, que nunca me acompañaba, así que lo primero que hice fue darme vuelta para encontrarla. Yo iba al lado del Panadero Díaz, que lo único que hacía era putear a los dirigentes por hacernos viajar en ese avioncito. Yo le decía que no puteara, que lo iban a sancionar. “¡Qué sancionar, si acá nos matamos todos, boludo!”, me gritó . Cuando llegamos, besábamos la tierra. Pizzuti nos reunió en la confitería y pidió whisky para todos. Rulli dijo: “Si pasamos ésta, salimos campeones”. Y así fue nomás.

5 ¿No se te fue la mano cuando dijiste que Santa Cruz, el jugador de Banfield que le metió el dedo en el culo a Riquelme, era tu ídolo? Me criticaron mucho, pero ésa es la Argentina hipócrita: el que mete el dedo en el culo, peca. Y todo el mundo mete el dedo en el culo, pero mientras no te vean... Sabía que la progre iba a saltar, pero lo quise exagerar a propósito. Yo creo que el héroe es Santa Cruz y el irresponsable es Riquelme, porque deja a Boca con diez. Ese es el fútbol, y si no aceptamos el juego así, cagamos.

6 ¿Vos le hubieras metido el dedo en el culo a un rival? Síííí… El dedo en el culo, también levantar a uno fingiendo que lo acariciás y le tirás de la oreja. De todo.

7 ¿En tu época se lloraba menos? No se lloraba. Y si llorabas, tus propios compañeros te cagaban a patadas. Nosotros heredamos la cosa del fútbol bien machista, de hombría. Una vez le pegaron un piedrazo al Charro Moreno, le partieron la cabeza y el médico, en el entretiempo, le dijo: “¿Por qué no me avisaste así te atendía?”. Moreno le contestó: “Sí… mañana te iba a dar el gusto”. Hoy, por un piedrazo te suspenden seis meses la cancha.

8 El compañero más divertido que tuviste. El Mono Mas, lejos, una cantera inagotable de pelotudeces. En la concentración de River había un baño para todos y él tiraba para arriba la bandeja del mozo a las 2 de la mañana, pegábamos cada salto en la cama. El futbolista es uno de los tipos más humoristas y con más inventivas para joder.

9 Lo mejor de Angel Labruna. Que no tenía miedo. A Labruna y a Pizzuti nunca les vi un gesto de miedo. Una vez jugábamos contra el PSV, en España. Yo le dije: “Mire que tienen a media selección, vamos a dormir temprano”. El me escuchó: “Déjese de joder, Roberto, cuándo estos patas blancas nos enseñaron a jugar al fútbol”. Una de sus grandes virtudes era la facilidad que tenía para hacerse el boludo. El 50% de un técnico es hacerse el boludo, sobre todo cuando los jugadores tienen razón. Te daba vueltas las cosas y terminaba diciéndote: “¿No les dije yo que era así? Lo que pasa es que quería que ustedes lo dijeran”.

10 Una anécdota de Labruna. Miles. Una vez nos retó porque llegamos tarde a una práctica. Al poco tiempo él llegó tarde y uno de los muchachos le reclamó porque no daba el ejemplo. Entonces nos dijo: “¿Saben lo que pasa, muchachos? Yo salgo una hora antes de mi casa, pero la gente me para en la calle para pedirme autógrafos”. Un fenómeno, vivía a dos cuadras de la cancha.

11 Otra más futbolera. Teníamos que jugar el desempate contra Cruzeiro por la Libertadores. Era un momento bravísimo, teníamos medio equipo averiado. Fui a su pieza y estaba leyendo las carreras en Crónica. No sabíamos quién iba jugar por Jairzinho, entonces me fui por las piezas a ver si en algún diario estaba el plantel de ellos. Volví a los 15 minutos y Angel estaba dormido, con los anteojos por la mitad de la nariz. El tipo tenía un quilombo bárbaro y dormía lo más pancho. Así era él: siempre optimista, seguro de sí mismo. En su lugar, otros hubieran caminado por las paredes.

12 ¿Quién fue el mejor jugador argentino del Mundial? Samuel, casi no falló.

13 ¿Y el peor? El Piojo: nunca definió bien, nunca hizo un pase, tiró centro al bardo.

14 ¿Por qué fracasó Verón? No llegó bien físicamente. Aparte, para mí, Verón es un excelente jugador pero nunca fue el mejor del mundo ni está entre los cuatro mejores. Por momentos puede estar entre los diez mejores, sólo eso.

15 ¿Lo ves como un conductor? Sí, pero está muy enamorado de su pegada, como Beckham, y le falta llegar más, tener juego corto.

16 El mejor equipo que integraste. El Racing de José, a pesar de que el Cruzeiro y River del 75 fueron muy buenos. Su principal virtud era el coraje, una cosa fabricada y mantenida por Pizzuti. ¿Cómo lo hacía? Nos cagaba a pedos a todos. Era garrote, garrote y garrote. Pedía que los mediocampistas metieran 20 goles por año. Claro, quién le podía discutir: él metía 30 siendo ocho. Nosotros lo amábamos, como a Labruna, aunque era la antítesis de Pizzuti. Y eso que siempre les discutía. Pero el jugador que no está de acuerdo es el mejor, el que puede transgredir.

17 ¿El Betito Carranza, uno de tus pollos, terminó siendo menos de lo que imaginabas? Sí, porque no hizo el proceso que tenía que hacer. Llegó muy temprano y se ocupó más de las cosas que le daba el fútbol que del fútbol mismo. Este es un error normal. La famosa transición de pasar de ser anónimo a famoso. Si en la transición te mandás todas las cagadas que tenés para mandarte, chau, ya no sos más famoso. El fútbol tiene una cosa épica, de esfuerzo, dolor, sacrificio. Si perdés eso, cagás.

18 ¿Cómo era el laburo de tornero? Fenomenal. Empecé a los 13 años de aprendiz, un trabajo de mucha precisión, como el del área (risas). Un poco lo hice para escaparme de la secundaria pero mi viejo me cagó y me dijo: “Bueno, ahora estudiá a la noche”. Iba con la bici de acá para allá.

19 ¿El Perfumo técnico ya fue?
Sí, salvo algo excepcional. Esto lo decidí después de estar en Gimnasia. Hay que elegir por la calidad de vida. Hoy me interesa más encarar otros proyectos.

20 ¿Qué proyectos? Estoy planeando llevar el fútbol a la Universidad Interamericana. Quiero explicar por qué se producen las cosas en el fútbol, teniendo en cuenta que hay un misterio que no desaparece nunca. Habrá cabida para periodistas, técnicos, jugadores, todo.

21 ¿Cómo son las reuniones habituales en el bar Rond Point? Yo no voy tanto, estoy en el banco de suplentes. El elenco estable son el Coco Basile y Chiche Sosa, después están Mostaza y Pistola Vázquez. Es algo religioso, de todos los días. Se habla de fútbol, está la pelota en el aire todo el tiempo. Las mayores cargadas pasan por facturarle al otro que alguna vez haya puesto a un patadura en un equipo: vos pusiste a Fulano o a Mengano. Es algo lindo, fraterno, dentro de una sociedad tan disgregada. Es muy importante la amistad en la vida, tener tiempo para charlar.

22 ¿Cuántos whiskies se baja cada uno? Noooo, sólo se toma Vascolet.

23 ¿Por qué estuviste tanto tiempo lejos del fútbol, entre el 82 y el 91? Porque empecé a vender camperas y me fue bárbaro. Me gustaba la vida ésa: los domingos comía ravioles, tomaba vino y dormía la siesta. Cuando dirigís no tenés paz. Un día de Navidad te dicen: uy, chocó el wing izquierdo, ¿qué hacemos? Hay 30 tipos, cada uno con sus problemas, el dirigente, los sueldos… El entrenador es 24 horas a full. Dejá.

24 ¿Los Mellizos Schelotto son incorregibles?
No, son divinos. En Gimnasia, ellos acompañaban una idea que yo quería imponer, que era el fútbol de ataque, en un equipo muy estructurado para defender. Y ellos estaban en desacuerdo con los compañeros.

25 El mejor técnico que tuviste. Pizzuti. Y Duchini, como maestro. Labruna fue otro fenómeno.

26 ¿Pekerman es el nuevo Duchini, como dijo Grondona? Por trayectoria, Duchini fue más, pero José va en camino. Cuando empezaba a laburar, una vez le pregunté a Duchini: “¿Qué le mira usted a los jugadores?”. El me contestó: “No me preguntés, porque no sé”.

27 ¿Qué pensaste cuando te dejaron libre de River a los 17 años? Yo venía de Lanús y de Independiente, donde me habían bochado. En River me agarró el Gordo Díaz. “¿De qué laburás, pibe?”, me preguntó. “De tornero”. “Bueno, dedicate a eso porque al fútbol no podés jugar”. Y así como Maradona una vez dijo que desde que Menotti lo sacó del 78, él jugó para Menotti, para mí fue parecido y jugué para el Gordo. A los diez días me enteré que Duchini estaba en Racing y allí fui. De lo único que estuve seguro en mi vida era que quería ser futbolista.

28 ¿A vos te salvó tu cara de angelito para poder “operar” en las canchas? Y… la cara ayudaba, pero también me ayudó la conducta. Yo era fuerte, chocaba y dolía, pero no hacía gestos, no jodía. Después, la cara de “yo no fui” había que ponerla. El reglamento permitía muchas cosas. Hoy no sé cuántos partidos terminaría en la cancha.

29 ¿En la Libertadores de tu época se mataban con el doping? Es un tema que no se puede abordar porque donde no hubo control… Tiene que ver con lo privado, con un límite personal. No se puede involucrar a nadie, porque en la generalidad hacés cagadas, seguro.

30 De todas las batallas coperas, ¿cuál fue la más dura? Toda la Copa del 67 fue dramática, desde el partido con Universitario en Perú, que tuvimos que salir tirados en el suelo en los carros policiales, hasta las patadas con los de Nacional. Esos partidos se jugaban sólo tres minutos: después todo lo demás era quilombo, reclamos, patadas. El Peta Ubiña era el peor de todos. Por ahí te lo cruzabas en la mitad, cuando cambiabas de arco, le decías “¿Qué hacés, Peta?”, él te saludaba “Bien”, y a la pasada te daba un cazote en la nuca. Ahora, si lo llegabas a botonear, cagabas.

31 ¿Eras de chamuyar a los delanteros rivales? No, porque me desconcentraba. Para mí, los contrarios y el árbitro no existían. Eso me ayudó mucho, porque si te metés con el árbitro, y pensás que te va a cagar con un penal, chau, cuando volviste al partido te metieron el gol.

32 ¿Cómo surgió el apodo de El Mariscal? El Gordo Muñoz me lo puso, en el 66. Hoy los apodos son más Pichi, Chuchi, los relatores tienen una gran obsesión por poner apodos.

33 Si Pizzuti no te hubiera cambiado de posición ¿habrías llegado a ser lo que fuiste? Tal vez hubiera jugado en Arsenal. Pero yo también puse lo mío y merezco todo lo que tuve en el fútbol porque me cuidé como una bestia, me entrené y fui profesional.

34 ¿Cómo te convenció? Yo jugaba de volante por izquierda pero se lesionaron dos fullbacks y Pizzuti nos puso a Basile y a mí. Fuimos un desastre contra Ferro, los hinchas me querían matar. Le dije a Pizzuti que la cosa no iba a andar. El tipo insistió. “Vos vas a jugar ahí, vas a ir al Selecionado y me vas a traer un piloto de Londres cuando vayas al Mundial”. Ahí le conté a Basile el diálogo. “Está en pedo”, me dijo el Coco. Eso fue en agosto del 65 y en diciembre Zubeldía me llamó a la Selección y no salí más.

35 ¿Hay muchos puntos de contacto entre el Racing del 66 y el del año pasado? Sí, el fervor, cómo jugaba la gente, el comienzo desprolijo, la no creencia: eso de que se cae, se cae, no va a llegar. Mostaza le metió ese fervor a los jugadores.

36 ¿No lo ayudaron los árbitros? Es difícil encontrar un campeón al que no le hayan cobrado a favor. No por arreglos, si no porque después te perjudican un año, como balance natural.

37 ¿Cuándo tomaste la decisión de retirarte? Un día íbamos con el micro al Monumental, a jugar un River-Boca, y envidiaba a los que estaban en Palermo. Además, de viejo cada vez tenés más cosas que defender, como el prestigio, y eso te da un poco de miedo. Tenía 36 años y jugaba en un equipo abierto. Passarella siempre lo dice: una cosa es ser central en un equipo que defiende y otra en uno que ataca. El equipo que ataca debe tener buenos defensores, si no pierde todos los partidos.

38 ¿Cómo festejaste el día que River salió campeón con juveniles después de 18 años, en 1975? El golpe fue duro, sobre todo para los que no habían salido campeones nunca como el Negro, Mostaza, Alonso. Me quedé en mi casa, llamé a uno, a otro y me fui a dormir.

39 ¿Los grandes les hicieron la cruz a los juveniles que rompieron la huelga? No. Si con esos pibes después no pasó nada en ningún club.

40 ¿A tu hijo le gusta el fútbol? No, sólo ve a la Selección. De pibe jugaba bien, pero cuando empezaron a comparar eligió la más fácil: estudiar.

41 ¿Cuál fue tu agarrada más fuerte con Aragón Cabrera, cuando ibas a pelear los premios? Una vez me echó a la mierda: “Rajá de acá, no te quiero ver más”. Pero en el fondo me quería. El tipo era hábil: te sacaba a relucir los números del handball, del atletismo, de la comisión de folklore.

42 ¿Di stéfano, Otero, Lalín o Marín? Esa es muy fácil: Marín.

43 ¿Ramón Díaz es un pichón de Labruna? Ramón tiene mucho de Labruna. Es creativo, vivo para engañar a todos. Cuando se pone serio, la caga, se asusta. Siempre está diciendo lo que no es cierto, todo al revés.

44 ¿Quiénes fueron los mejores alumnos de Labruna y Pizzuti? De Angel, el Negro López. Y yo probablemente sea el que más asimiló lo de José. Y también Basile.

45 Definiciones breves: Ermindo Onega. Después de Maradona fue el mejor. Completísimo. Era moderno en el 63.

46 Aníbal Troilo. Gardel. Yo soy muy tanguero y el Gordo es la esencia del tango. Charlábamos los sábados a la tarde, cuando yo iba a los baños turcos del Hotel Castelar para masajearme. El Gordo tocaba a la noche, apolillaba en el hotel y a la tardecita nos veíamos. Una vez me dijo algo que yo le afané: “Roberto, el tango es fácil o imposible”. Lo mismo digo del fútbol: es fácil o imposible.

47 Daniel Passarella. Líder por naturaleza. Conmigo casi nunca estuvo de acuerdo. Tenía 20 años y me decía “Andá a encimar al nueve”. “Andá vos, –le respondía–. Después que jugués dos mundiales me podés decir eso.” Pero igual no iba el hijo de puta. Lo reputeaba y el pendejo aguantaba.

48 Alfio Basile. El amigo de las atorranteadas, de juventud, de salir juntos, de quedarme a dormir en su casa. Coco es el tipo que más sabe de fútbol en el mundo.

49 ¿Por qué no pasaste a All Boys, en 1965? Porque no quise. Sabía que iba a jugar en Racing. Coco quería que nos fuéramos porque arriba teníamos a dos monstruos que jugaban como la puta madre: Sacchi y Sanguinetti. Pero lo convencí y nos salió bien. Yo tenía la obsesión, la idea fija.

50 ¿Por qué le fue mal a Argentina en el Mundial? Porque tenía 5 o 6 jugadores fundamentales que llegaron mal al torneo. Creo que Argentina jugó un Mundial imaginado y Brasil jugó un Mundial real. Parecía que Argentina sólo tenía que elegir el capitán para levantar la Copa, nada más. Ese fue el problema, del cual también soy socio.

51 ¿Qué valorás del fútbol actual y que le criticás al anterior? Me gusta más el de hoy, es más rápido y dinámico. También me gusta la tensión y la expectativa que genera. Le critico que el entorno le quitó creatividad y audacia. Se nota cada vez más la falta de potrero. Falta el jugador silvestre, que es Ronaldinho, por ejemplo.

52 ¿Sos el Valdano versión criolla? No. Valdano me parece genial: puede escribir y hacerlo bien, entrenar y hacerlo bien, actuar como dirigente y hacerlo bien. Después de ser futbolista, donde uno trabaja permanentemente el cuerpo, mi preocupación era desarrollar el cerebro. A mí me quedó atrofiado, pero si me das a elegir entre el Perfumo jugador, técnico o éste, me quedo con éste. Jorge es un ejemplo de ese doble desarrollo.

53 ¿En la época de la dictadura el jugador estaba enterado de lo que pasaba? No, el jugador casi nunca se entera de nada.

54 ¿El jugador de hoy vive en una burbuja? No. Vive muy ocupado de lo que da el fútbol. Se perdió la pasión por el conocimiento. Es jodido, porque el jugador hoy está muy expuesto y es de una fragilidad psíquica asombrosa. Recibe todos los elogios, llega a la casa, el cuñado le dice “Qué mal jugaste hoy” y se desploma. El fútbol es un juego donde nadie sabe qué carajo va a pasar. Suceden cosas inexplicables a cada paso. Por eso los que quieren descubrir el misterio del fútbol van a llegar hasta un punto y después no van a poder, se van a enloquecer. El más grande especialista en corazón te dice “Yo sé todo, pero todavía no sé por qué late”. No hay video que descubra el misterio. El fútbol es igual.

55 ¿Cuando tirabas un patadón nunca pensabas que le podías cortar la carrera a alguien? No. Si pensás lo que le puede pasar a otro, no jugás. La intención o la no intención no existe.

56 ¿Por qué el jugador es tan cabulero? Por el misterio y por esa fragilidad psíquica que nombraba antes. Cuando salís a una cancha puede haber 50 mil tipos y no sabés si a los diez minutos vas a ir 3-0 arriba o 2-0 abajo. Te da un cagazo bárbaro y las cábalas son un modo de agarrarse de algo. ¿La mejor cábala? El vómito de Miguel Mori. Le avisábamos cinco minutos antes de salir y Miguel lanzaba. Basile y Mostaza son terribles con eso. Controlan todo: las tuyas y las de ellos.

57 ¿Te colgás la medalla del Torneo Centenario con Gimansia, pese a que fue un partido solo? No. Fue una buena experiencia para ver qué debe hacer un entrenador para no tocar nada. Los entrenadores siempre están en una lucha permanente por modificar. ¿Y yo que iba a modificar? El equipo estaba fenómeno. Lo único que había que hacer era sacarles el miedo de jugar contra River. Y para eso nada mejor que un ex jugador de River.

58 ¿Por qué los jugadores, hoy, no se animan a cuestionar a los técnicos, como hacían ustedes? Hoy están en el facilismo del “no me dijo que lo hiciera”. Transfieren parte de la responsabilidad. Ojo: nosotros hablábamos, pero los técnicos siempre hacían lo que querían. Nosotros hablábamos de fútbol todo el tiempo. Ahora, los pibes llegan a la concentración, se conectan a Internet y se olvidan del mundo. Nosotros jugábamos al truco, ellos al Playstation. Es otro mundo, indudablemente.

59 ¿Qué enseñanza te dejó el paso por el fútbol brasileño? Que no son trágicos para el fútbol.

60 Un árbitro. Roberto Goicoechea. Te prevenía: “Está nervioso, cálmese”. Antes, el jugador era más cómplice del árbitro, de no cagarse la vida adentro de la cancha.

61 ¿Cómo pasaste de flaquito que necesitaba vitaminas a un defensor con el que mejor no chocarse? Sencillo: hice todos los pasos lógicos de la carrera. División por división, año por año y la musculatura se fue armando fenómeno.

62 ¿Independiente va en camino a ser el nuevo Racing, por los años sin títulos y la economía? Independiente cometió el peor error: destruir el mito de la decencia en la administración. Era un ejemplo que todos nos cansábamos de elogiar. Ojalá se recupere pronto porque es un grande de verdad.

63 ¿Qué fue lo primero que pensaste en la masacre de Lima, en el Preolímpico de 1964? Que nos mataban a todos. El juez anuló el empate de Perú sobre la hora. El estadio estaba lleno: primero entró un tipo con una botella para cortar vivo al árbitro, después vino otro. La Policía tiró gases, pero las puertas estaban cerradas y después de que se mataran en las escaleras, el resto volvió para matarnos a nosotros. Nos defendía la cana con perros, estábamos en el medio de la cancha sin poder hacer nada, cagados hasta las patas. Quisimos ir al vestuario y caían unas piedras tremendas. Al final nos metimos en un baño y sacaban a los pibes muertos. Salimos con la poli y estuvimos dos días encerrados en dos piezas del hotel. Murieron más de 300 personas.

64 ¿En tu casa de la infancia no había luz? No. Era un barrio muy pobre, un escalón más arriba que la villa. No tenía agua corriente tampoco. A la noche, mi vieja soplaba una lamparita de alcohol y todos a dormir. Esa era la señal.

65 ¿El fútbol es un milagro que te catapulta a otro status? Claro. El fútbol y el rock. Alfredo (por Di Stéfano) tiene una frase linda: “Nosotros, Roberto, que aprendimos a ganarnos un mango con la pelota”. La dice a cada rato.

66 ¿Por qué una vez dijiste que el éxito les complicó la vida en River? Porque es muy difícil volver después de haber ganado algo muy ansiado, no se vuelve igual.

67 ¿Cómo llegaste a integrar la Comisión de la FIFA? Platini llevó a Blatter la idea de hacer una comisión de ex futbolistas, sin voto pero de consulta y a Blatter le gustó. Están una serie de vacas sagradas ahí y yo represento a Sudamérica. Llegué por Grondona.

68 ¿Alguna vez te apretó la barra brava de un club? Una vez, en Sarmiento, en la puerta del vestuario. “Queremos hablar con vos”, me dijeron. “¿De qué querés hablar, si apenas empieza el partido vos te das vuelta y no ves un carajo”, les respondí. Querían que sacara al León Espósito.

69. ¿Imaginabas que Racing podía ser campeón el año pasado después de salir último en el torneo anterior? No. Para mí, lo hecho por estos muchachos, desde Marín a Mostaza, casi sin plantel, fue un milagro. Por un lado sentís la responsabilidad pero por el otro decís: “Ma sí, si total no tenemos un carajo, vamos a arriesgar”. Y después te lleva el fervor de la gente.

70 ¿River se cagó en las patas en el 3-0 por la Libertadores del 2000, en la Bombonera? No sé si se cagó, pero planteó el partido para no perderlo y eso es dramático. Cuando fui con Gimnasia a la cancha de River les dije: “¿Saben lo que espera la gente de River? Que Gimnasia se defienda”. Bueno, a los 15 minutos ganábamos 2-0 con dos del Pícaro Fernández. ¿Saben como terminamos? Colgados del travesaño, ja, ja. Pero ellos nos llevaron. Además, los dos ya los tenían adentro. Ganamos 2-1. Este juego es así, de semblanteo.

71 ¿Cómo lo ves a Pellegrini como reemplazante de un técnico exitoso como Ramón? Bien, me parece un tipo serio, de bajo perfil, inteligente. Es un lindo modelo a seguir si es que le va bien con River, porque tanto River y Boca como la Selección en el Mundial son saltos de calidad que definen. En esos casos he visto llorar a guapos.

72 ¿Y a Riquelme en el Barcelona? Si consigue adaptarse, la va a romper. Ese pibe tiene que mentalizarse con el profesionalismo, si no no va a ejercer todo lo que puede. Me parece un jugador brillante, pero el fútbol tiene que ser lo primero.

73 ¿Por qué la psicología está tan poco aceptada en el fútbol? No está aceptada la solución pero está permanentemente, porque el fútbol es un juego más psicológico y de motivación que de otra cosa. No se trabaja porque hay un concepto machista en eso, como que el que va al psicólogo es porque tiene miedo.

74 ¿Alguna vez lloraste por el fútbol? Cuando perdimos con Japón 3-2 en los Olímpicos de 1964.

75 ¿Los periodistas saben algo de fútbol? Hay como en todo. La venganza de los jugadores es decir que no saben nada porque no jugaron, pero yo no creo en eso. El fútbol no es ninguna cosa científica.

76 De todos los que opinan de fútbol hoy, ¿quién es el que mejor lo ve? Nimo lo ve bien, Macaya. Creo que todo este tema del pizarrón y los muñequitos la gente no lo entiende. Se habla más para los dueños de los canales que para el público. De un millón, 10 mil captan lo que se dice y los 990.000 restantes no entienden un verdadero carajo.

77 Si tuvieras herramientas para ayudar a Maradona, ¿qué harías? Diego tiene que llegar y decirles a los jugadores cómo se hace esto. Maradona sabe mucho de fútbol, más que Pelé.

78 La cancha más jodida en la que jugaste. Wembley cuesta un poco, pensás en la historia. La de Boca también es brava, los oídos estallan.

79 ¿Los argentinos somos más de lo que nos creemos en fútbol? Hay un problema: todo lo mejor se va. De pibe, iba a la cancha de Racing a ver los movimientos de los tipos que admiraba, y después los ensayaba en el potrero. Eso es cada vez más jodido. ¿Cuánto más podría aprender Cavenaghi, por ejemplo, si tenía a Francescoli al lado?

80 ¿Es cierto que apenas llegaste a River, en el 75, quisiste largar después de la primera práctica? Sí. Yo tenía 32 pirulos, hacía como 4 meses que no jugaba y lo de River salió de casualidad, porque me crucé con un directivo en un lavadero y me tentó. Empecé a entrenar y no andaba bien con la distancia. Lo encaré a Labruna y le dije que no podía. Y Angel me dijo una cosa sabia: “Yo jugué hasta los 40; los viejos tardan más en agarrar el timming”. Pensé que me quería engrupir pero tenía razón.

81 ¿A Labruna lo conocías de antes? No. Me pidió porque siempre le daba mucho valor a los veteranos. Era raro que hiciera debutar a un pibe. Ahora estaría jodido.

82 El defensor que más se pareció a vos desde que te retiraste. Samuel, un tiempista fenomenal. A mí no me gustan los centrales que hacen acrobacias, que corren, que calculan mal. Me gustan los tipos que llegan ahí. Hay un gran poder de la deducción en esa posición, un juego mental bravo: la pelota va para allá, después para acá y cuando tiró la pelota, tac, el defensor está ahí. La famosa cancha interna. Admiro cuando el defensor hace que el delantero vaya a él, cuando se lo chupa.

83 ¿Argentina va en camino de estar 24 años sin salir campeón del mundo como Brasil post-Pelé? Creo que sí.

84 Vas por una ruta desierta y aparece Rubén Paz haciendo dedo, ¿qué hacés? Lo subo, ya pasó.

85 Una ciudad del mundo. Después de Buenos Aires, Londres.

86 Podés armar una mesa para hablar de fútbol, ¿a quién invitás? Basile, Menotti, Bilardo, Bielsa, Niembro, Tomás Abraham, así se arma un poquito de quilombo. Pongo una cámara y hacemos 60 puntos de rating.

87 ¿Por qué creés que Cúper hace grandes campañas y se cae al final? Lo de Cúper para mí es excepcional. También, para mí, hay una edad ideal para ser director técnico, mayor de 50 años. Fijate que salvo Menotti, los campeones mundiales fueron todos mayores de 50.

88 ¿River tardó tanto en ganar la Libertadores porque Aragón Cabrera no quería pagar “peaje”? No. Nosotros perdimos la Copa del 76 porque se lesionaron seis jugadores para el desempate. Si no, éramos campeones. Faltaban Jota Jota, Fillol, Passarella, no jugué yo…

89 Por las dudas, antes del desempate te “llevaste” a Jairzinho. Sí. En la revancha, en River, sentí un dolor. El médico me revisó y me dijo que tenía un desgarro. Entonces le dije a Angel: “Pruebo, y si no puedo seguir, hago echar al mejor de ellos, a Jairzinho”. Pasé y le tiré un cachetazo. El negro no lo podía creer. Le di otro, me contestó y nos expulsaron a los dos.

90 ¿Cuáles son las diferencias entre el jugador de hoy y el de tu época? Todo es más light. La prueba estuvo en el Mundial: España perdió y los recibió el rey, Alemania perdió y lo agasajaron con honores. ¡Un desastre! Nosotros perdíamos un partido y estábamos tres días en cama.

91 ¿Argentina no tenía buen plantel como para colgarse del travesaño en el Mundial 66? Sí, el Toto fue muy defensivo. La Selección era una cosa de locos: se olvidaban las zapatillas, no teníamos comida. Es para hacer un libro. “Ojalá no me llamen”, decíamos cada vez que había una convocatoria. Brindisi, el mejor jugador del año. A la Selección y pum: a la mierda Miguel. Así era. Un desastre en organización. Para el 66 fuimos en la previa a un pueblito austríaco: no había nada. Jugamos contra los empleados del hotel y empatamos 1-1. Rafael (Albrecht) le pegó una patada terrible a un mozo. Yo le dije: “¿Qué hacés? Pobre tipo”. Y Rafa me contestó: “¡Que querés, si vamos perdiendo!”.

92 ¿Cuál es la charla técnica que más recordás? Una de Pizzuti, antes de jugar contra el Santos. Habló una hora y ni lo nombró a Pelé, hasta que Rulli le preguntó: “¿Y a Pelé quién lo marca, maestro?”. José lo miró y le dijo: “Vos”. Pero si se lo preguntaba yo, me decía a mí. Lo hacía para agrandarnos. Con el tiempo me acordé de esa anécdota y la empleé en Gimnasia, cuando jugamos con River la final del Centenario. Dopazo me preguntó quién tenía que marcar la subida de Hernán Díaz: “Nadie, si nunca hizo un gol”. Pobre Hernán, lo tuve que mandar abajo de un tren para que salieran confiados.

93 Armá un técnico ideal con las características más salientes de los que tuviste. La disciplina de Pizzuti, el dejar hacer de Labruna, el gusto de Menotti, el trabajo táctico y de orden de Bilardo, los ensayos en la cancha de Zubeldía, el contragolpe de Lorenzo, la simplicidad de Bianchi.

94 Cuándo Racing salió campeón el año pasado, ¿no sentiste que te afanaban un cachito de gloria?
Nooo, ja, ja. Al contrario. Fue un gusto y un alivio descomunal. ¿Sabés lo que es sacarte de encima el peso de ser el último? Ahora, por fin, los periodistas van a llamar a Merlo, a Chatruc…

95 ¿Cuál fue el equipo que te hizo pasar más vergüenza en una cancha? Holanda 74. Yo no renunciaba nunca a jugar, pero en ese partido del Mundial, Carnevali fue rápido a buscar una pelota cuando íbamos 2-0 abajo. “No te apurés”, le pedí. “¿Por qué?” me dijo. “Porque nos van a hacer diez, boludo”. Tuve miedo de que nos hicieran diez.

96 ¿Alguna vez te agarraste a trompadas con un compañero? No. Una vez discutimos fuerte con Passarella por cuestiones tácticas. Un par de empujones, nada más.

97 ¿Nunca te tentaste de risa en una charla técnica? No. Una vez se tentaron Basile y el Panadero contra Newell’s, y Pizzuti los rajó a los dos con su estilo: “Pedazo de pelotudos”. Ninguno estuvo en la charla y ganamos 2-0 con dos goles del Coco.

98 ¿Pizzuti era un tipo tan duro? Durísimo. Al lado de Pizzuti, Passarella es la Madre Teresa. Tirabas una miguita de pan en la mesa y tenías que pagar una multa de 50 dólares. Nos hacía ir con saco y corbata a la cancha en el año 66. Y con el pelo era tremendo, también. Estuvo cuatro años ladrando, no saludando. Pero es un fenómeno. Hoy vamos a comer y todavía lo trato de usted. Nunca concentrábamos, pero los sábados te mandaba un pesquisa. Un tipo que pasaba a las 6 de la tarde por tu casa para que le firmaras un papel como que estabas. No había manera de cagarlo. Una vez, el Panadero estaba entongado con el pesquisa, pero él lo mató: le mandó un pesquisa al pesquisa.

99 ¿El futbolista vive desconfiando del periodista?
Lógico: uno actúa y el otro juzga. Fue cambiando con el tiempo: antes había otra confianza. Esos códigos también se fueron al diablo. Hoy se cuentan cosas que se hablan a las dos de la mañana café de por medio.

100 ¿Nunca encaraste a un periodista por un mal puntaje? Jamás. Nunca le di el gusto a nadie. Como el Charro Moreno.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Entrevista a Victor Hugo - www.diarioperfil.com.ar

A partir de la Ley de Medios y los temores de que desaparezcan medios y fuentes de trabajo, casualmente ayer te escuché decir en la radio que la derecha siempre atemoriza con calamidades si no se hace lo que ellos dicen, y pusiste el ejemplo de Tabaré Vázquez en Uruguay, de quien se decía que si ganaba el país caería en el comunismo. Y hoy se retira como Lula, con el reconocimiento de todos los sectores. ¿Sólo la derecha usa esa técnica? ¿O también el propio Kirchner, con el campo y los comandos civiles golpistas? O decir que los que se oponían a Kirchner eran destituyentes... ¿No son prácticas similares?

—Supongo que el periodismo cubano, o Cuba, te asustan mostrándote la gran injusticia que hay en el mundo, y que esa calamidad entraría a Cuba si el Partido Comunista cediera el poder. Pero en nuestro país las prácticas más habituales han tenido que ver con la derecha. Sobre todo, con el periodismo liberal. Muchas veces metemos “derecha”, que es una palabra más dura, en el lugar donde tendría que ir “liberal”. Lo que sí recuerdo es cómo se atemoriza a la gente. Y el hecho más flagrante al respecto es el del Uruguay. Las campañas de televisión de blancos y colorados, pero con gran apoyo de los medios liberales del Uruguay, era mostrar tanques de la Unión Soviética que entraban y mataban niños y mujeres. Y esto era lo que le esperaba al Uruguay en caso de que ganara el Frente Amplio. Es tan extraordinario lo que ha ocurrido con el gobierno del Frente Amplio... que un presidente de un país dividido entre derecha e izquierda, pero con mucha más tradición de derecha que de izquierda, se retire con el más del 60% de aprobación. Nos habrían privado, en nombre de ese fantasma, de Tabaré Vázquez. Pero consiguieron privarnos durante dos períodos de este mismo tipo de gobierno que ha tenido el Uruguay. Entonces, allí hay un fantasma agitado. Después están siempre los líderes. Kirchner, efectivamente, agitó varias fantasías. La cuestión destituyente, que con mucha convicción decía no solamente el Gobierno, sino también muchos seguidores. Y que a mí me provocaba ciertamente asombro. Pero hay gente más débil frente a esos fantasmas: la población menos informada. El trabajador que teme perder su trabajo. Los fantasmas que ahora se esgrimen son dos: el de un monopolio estatal, un dominio absoluto de los medios y del pensamiento por parte del Estado, y la falta de trabajo en la que se va a caer como consecuencia de esta ley.

—Te aclaro, Víctor Hugo, que yo me defino como liberal y de izquierda. Pero entiendo que debemos tener un problema de términos. La definición de qué entiende cada uno de nosotros por liberal. Yo creo que la agitación de fantasmas es el discurso de la ignorancia. Por ejemplo, el de la Iglesia, que usó el infierno, los mapas pre Colón mostraban monstruos al alejarse de las costas, en sintonía con la geografía de Ptolomeo y la persecución a Galileo. El miedo y los fantasmas son utilizados siempre para dominar, disciplinar, y está muy bien alertar a la gente para que tenga cuidado con eso. Pero la utilización de los fantasmas no tiene ideología. ¿Qué relación tenés con la Iglesia? ¿Sos creyente?

—Yo soy católico, rezo todas las noches de mi vida intensísimamente, desde que tengo uso de razón. Entro en todas las iglesias, sobre todo cuando estoy de viaje, porque es el ámbito donde más me gusta estar un par de horas, una hora aunque sea, sólo conmigo. Es donde más me encuentro. Pero al mismo tiempo no tengo ninguna cordial relación con los factores de poder de la Iglesia. Me llevo muy bien con curitas como el padre Pepe, de quien soy amigo hace muchos años, mucho antes de esta explosión mediática en la que se vio envuelto como consecuencia de las amenazas. A ese tipo de curas yo los amo, los ayudo y me ayudan. La Iglesia como factor de poder, sobre todo viniendo del Uruguay, es más difícil concebirla. Porque la separación de la Iglesia y el Estado para mí es casi una materia pendiente de la Argentina. Yo no he podido entender nunca, y en mis programas soy cuidadoso, la influencia y la presencia que puede tener la Iglesia como factor de poder. Puedo hablar con el padre Pepe desde las nueve de la mañana a la una de la tarde. Pero todo lo que la Iglesia hace funcionando como si fuese una corporación política, que de hecho lo es, a mí me provoca rechazo como católico. Y por lo tanto lo fragmento o lo acoto en la medida de lo posible.

—¿Cuando se vence el miedo, se descubre que siempre los reyes están desnudos? Cada vez que se cruza la frontera del miedo, cuando alguien se anima a hacerlo, se descubre que esos miedos eran exagerados. Vos fijate lo que le pasó a Kirchner con el campo, a Clarín con Kirchner. Finalmente ninguno era tan poderoso; nadie lo es.

—Está dando una pelea desde un inmenso poder. Si no fuese tan poderoso, no estaríamos ya hablando de nada. Estaría ya superado este escollo que significa para el Gobierno. Diariamente asistimos a la manifestación de un poder tremendo que está confrontando nada menos que con otro poder fuerte. Y que está en este momento disminuido, que ni siquiera está en la cresta de la ola de su poder, con lo cual, efectivamente, como vos decís, el poder parecería que no es tan grande como lo veía yo. Para mí esto es una utopía, es increíble lo que está sucediendo.

—Te escuché decir que estabas desmoralizado y creías que nunca ibas a vivir lo que estás viviendo.

—Así confronté de alguna manera todos estos años, en los cuales veía cuestiones que seguramente a lo largo del reportaje habremos de revisar. Pero siempre abatido, íntimamente convencido de que los malos ganan inexorablemente. Y que los buenos siempre son relegados. Cuando aparece esta disputa del Gobierno, fui escéptico hasta el último momento. Si el Gobierno quisiera reírse de mí, no tendría nada más que tomar mis grabaciones o alguna declaración periodística que he hecho, en la que decía que me parecía que ya estaba transando de nuevo con Clarín porque no oía hablar de la ley. Que se estaban desgastando en foros no demasiado trascendentes y que esta sería una manera de demorarse políticamente. ¿De dónde partía? De la sospecha de que era demasiado lindo lo que iba a suceder, a mis ojos por lo menos, con la ley, como para que esto ocurriese. Y yo me inventaba en este caso el fantasma del arreglo, teniendo el poderoso argumento de que esto ya sucedió. Ya se pelearon, ya se arreglaron, ya se volvieron a pelear estos factores de poder en medio de los cuales quedamos nosotros.

—Siempre repito acá en las redacciones que la creatividad es hija de la libertad. La libertad es la causa irreductible. ¿Qué te hizo a vos libre? ¿Qué te llevó a enfrentarte a los distintos poderes a los que la mayoría de los periodistas temen?

—Que me voy a morir igual. Yo tengo un origen humilde y bohemio, con gran prescindencia de lo material, que es lo que generalmente pone de rehenes a las personas. Y en determinado momento me ocurrió tener mucho más de lo que había soñado. Por lo cual, perfectamente, yo puedo fantasear siempre con volver a mis fuentes, a un lugar más humilde económicamente.

—¿Fantasear o desear?

—Es muy buena la pregunta. Yo creo que siempre hay una cuestión culposa de que me haya ido demasiado bien sin encontrarle méritos reales a que me haya ido bien. Soy autodestructivo. Y eso quizá me ha empujado a peleas y demandas que de otra manera, siendo más protector de mí mismo, no hubiese encarado. Pero lo que más me anima me parece que es un entrañable amor por esta profesión. No existe una palabra que yo haya escrito o dicho que no esté dicha desde la gratitud a Dios por poder hacer lo que hago. Todo lo que mancha a la profesión que es el periodismo, todo lo que la envilece, sobre todo por quienes tienen la responsabilidad de poner la cara más arriba, mortifica mi espíritu.

—Vos tenés una hija, Paula, que trabaja en la televisión. ¿Hablaste con ella sobre las consecuencias que podría tener en su carrera la posición que asumió el padre sobre la Ley de Medios?

—Yo estoy seguro de que en algún terreno ya la he afectado. Pero también mi hija ha tenido muchos privilegios en función de cómo pudo crecer y formarse. Entre esos privilegios, está el de entender esto como parte de reglas que no podemos esquivar. A mí a veces me dicen qué pienso de los perjuicios que uno se provoca. Y yo pienso que si no hubiese perjuicios, nunca habría dicho nada que molestase. No habría importado demasiado lo que digo. Importa porque para decirlo hay que tomar algún riesgo. Una cosa es parte de la otra. Nunca hemos conversado al respecto con mi hija. No creo que advierta de esa forma que yo puedo perjudicarla. Nosotros proyectamos desde el lugar del apellido, del sitio que ocupamos socialmente, amigos y enemigos. También hay algunos amigos. Lo que sucede es que en ese sentido, como soy una persona bastante huérfana de contactos, es poco lo que le puedo dar y bastante lo que puedo generar en contra, que ni siquiera ella sepa. Pero la vida es así.

—Para Aristóteles venimos al mundo con dones y potencias que sólo se desarrollan si hay problemas. El hombre feliz que está acostado nunca se cae, pero no saca músculo. Los desafíos hacen que los dones pasen de la potencia al acto. ¿Son las dificultades las que desarrollan tus capacidades?

—Yo no salgo a buscarlas. Las encuentro. Y cuando encuentro lo que llamamos provisoriamente una “dificultad”, se convierte en un desafío para mi propia moral. Si yo veo algo que va a contramano de ciertas convicciones que tengo, y no confronto con eso por debilidad, por indiferencia, todos estos atributos, entre comillas, me generan desprecio por mi persona.

—¿La cobardía es el peor de los defectos?

—Me cambia todos los valores, no puedo ir contra nada. Te paraliza para siempre. Yo digo: “Caramba, cómo voy a decir esto de Clarín. Nunca más voy a tener trabajo en todos sus medios. Siempre voy a estar expuesto a que cualquier error que cometa como persona pública sea visto con una lupa, presentado con un gran deseo de arruinarme”. Por otra parte, desde el punto de vista social, vos confrontás con personas que son apreciadas por muchas otras personas, y también con otras que ni siquiera sabés que existen, que van generando rechazo por vos. Con lo cual te vas peleando de a poco con una especie de establishment. Frente a todo eso, uno podría decir: “Y a mí qué me importa, que el fútbol sea de quien sea. Yo voy a relatar con ellos (Avila me ofreció más de una vez). Voy a escribir en sus medios (también me lo ofrecieron). Voy a tener una buena relación con ellos y de vez en cuando meto una crítica...”. Vos te podés hacer el crítico. Yo me puedo jugar a criticar a los árbitros, a los jugadores, y que la gente diga…

—Lo que hacía José María Muñoz, que criticaba a la asociación de béisbol de Nueva Delhi, o en la época de los militares, criticar las autopistas del intendente pero no mencionar que hubiera desaparecidos. Disfrazarse de crítico cuestionando cosas secundarias.

—Vos tenés conciencia de que vas contra algún factor de poder cuando no te queda tu escala. Yo podría ir contra otro periodista; ahora, cuando se va contra sistemas de poder, se te plantea esto: ¿lo digo o no lo digo? Y si no lo decís, ¿cuál es el valor moral que tiene toda otra crítica que hagas?

—Kant decía que para que exista un acto moral no solamente había que hacer el bien: había que hacer el bien y que a uno no le conviniese hacerlo. Debe existir una lucha entre las inclinaciones y el deber.

—Mandame esa frase por Internet. Me parece valiosísima. Sintetiza en estos treinta segundos… los factores que hacen a mi vida.

—Lanata, por ejemplo, sufre esa exclusión en televisión abierta por ser ingobernable. ¿Quién puede discutir su carisma audiovisual y su talento como periodista?

—Esto debería ser advertido. Finalmente es el capital de Lanata. Porque si vos querés nombrar periodistas libres, la palabra “Lanata” te sale como te entra el oxígeno en el cuerpo. Ese es el premio. El castigo es que Lanata vive más zozobras económicas que otros periodistas, considerando el nivel que podría tener. Además hay un talento personal que esas empresas a su vez se pierden.

—La ausencia de Lanata en la televisión de aire es un grito. Aquello de que la máxima presencia es la presencia de la ausencia.

—Lanata no debe ser gobernable ni para él mismo. Yo a veces en mi discurso estoy hablando y tropiezo con algo que digo: “Qué barbaridad lo que voy a decir. No debo decirlo”. Y esto actúa como un estímulo para que inevitablemente lo tenga que decir. Me mando macanazos. Por eso de vez en cuando sobreactúo, aparentemente. Si estás diciendo todo lo demás, esto podrías evitártelo. Pero esto que parece más pequeño es parte del todo. Y vos no lo podés esquivar. Porque si esquivás eso, cuando terminás ese discurso, cuando vas a la tanda, ya no sos el mismo. Intimamente sabés que negociaste con vos mismo.

—Así como Cristina Kirchner recibió críticas y se equivocó al usar el tema de los desaparecidos para cualquier fin, ¿también se equivocó TN al usar la palabra “desaparecer”, que en la Argentina es tan simbólica, para advertir sobre su futura situación?

—Primero que es mentira. Desaparece si quiere tomar otras opciones de lo que va a poder elegir. Lo que no puede es quedarse con todo. Y por otra parte, si TN no está en manos de ellos, estará en manos de otra gente, que no necesariamente tienen que ser los del Estado. Se venderá a los mejores postores. Es un canal muy atractivo. Te imagino a vos, imagino a García, al diario La Nación. Imagino a todos lo que localmente pueden competir queriendo tener TN desde el derecho de tenerlo. Lo que vos no podés tener es todo eso que tiene en ese momento.

—Independientemente de que la premisa sea falsa, la utilización de la palabra “desaparecidos” ¿no vuelve a demostrar que, llegando al límite, todos se comportan igual? Tanto el Gobierno como Clarín no tienen más límites que los impuestos por los otros.

—Con un detalle. A la Presidenta le pasa porque su dejo de soberbia le impide leer con precisión lo que debería llevarle tres minutos y lo extiende a 25, 30 minutos para regodearse con su propio discurso y la fama que ha construido de que es capaz de hablar sin leer. Una cosa misteriosísima como fama, pero que ella cultiva a ultranza. Si ella no hubiese estado improvisando, no lo dice de esa manera. Porque si estuvieras escribiendo eso dirías: “Qué barbaridad”. Y lo borrás. Terminó el problema. La oralidad tiene sus riesgos. Si lo sabré yo, a raíz de lo que acabo de mencionarte de mi lucha. Pero lo que hace TN es una cosa publicitaria estudiada, donde sabe perfectamente lo que está diciendo, donde no hay error por exceso de vanidad en el discurso, sino que hay una precisión quirúrgica en lo que está diciendo, porque sabe dónde le pega a la gente. Con lo cual tiene muchísimos menos reparos que la Presidenta en usar un tema tan doloroso para la sociedad argentina en nombre de su propia conveniencia.

—En derecho penal la premeditación es un agravante ante cualquier delito. Pero me viene a la cabeza la definición psicoanalítica de “goce”. Y la diferencia entre goce y placer. El goce siempre es exceso. Quizá la Presidenta goce con su exceso oral y también TN, sabiendo que es excesiva su apelación, haga en ese exceso consciente una gozosa ostentación de poder.

—Lo más grave de los grupos ha sido su obviedad. Creo que de ese pecado no retornan.

—¿La mediocridad?

—¿A qué llamo “obviedad”? A tomar en la tapa del domingo pasado el tema de Río Turbio, que Lanata denunció como un posible hecho en octubre de 2008 en Crítica. Tomar otros temas que ustedes trataron hace muchísimo tiempo, mandarlos ahora a la tapa y sacar ese aviso absurdo, insólito porque va contra ellos: “La realidad se tapa o puede ir a la tapa”. Mil veces taparon realidades y ahora la ponen en tapa todas juntas y todas seguidas. Todo lo que se está haciendo es obvio y demuestra que ellos saben manipular, que lo han hecho siempre. Ahora la gente se da cuenta, algunos por lo menos. De esto, no sé cómo sale el Gobierno, pero el Grupo no sale de la misma manera que estaba antes.

—¿No temés que, por ejemplo, TN o América 24, sin contar con los departamentos de noticias de El Trece o América TV, terminen reducidos a la insignificancia? ¿O que ahora todos, también Canal 26, Crónica TV y C5N, al pasar a ser canales locales, sólo de la Ciudad de Buenos Aires, no puedan sustentarse?

—Lo veo totalmente parte de los fantasmas. La población local de la que vos estás hablando son tres veces o cuatro el Uruguay. Estamos hablando de diez o doce millones de personas. A un canal que emite desde la Capital le importa dónde se concentra el consumo y dónde se concentran las empresas. ¿O vos creés que porque Canal 26 llega a Ushuaia puede tener un aviso de Ushuaia? No. La posibilidad económica de sostenimiento de las empresas está aquí. No existe en el resto del país de la manera que existe aquí.

—Vos fuiste uno de los periodistas que más entrevistaron al interventor del Comfer. ¿Qué impresión tenés de Gabriel Mariotto?

—Un hombre bien intencionado, que se corresponde con una historia en los medios, un conocedor. Por algo en la decantación de funcionarios él va llegando a ese lugar. Yo tuve un episodio de confrontación cuando él, teniendo un poco de razón, dice que nosotros en Radio Continental no podíamos tener la FM 104.3 con una programación total. Ahora la radio dividió, no tiene las 24 horas su programación en la 104.3. O sea, que razón no le faltaba. Y nunca lo vi salirse de un tono de respeto y de consideración, la que él tenía antes no se quebró porque estuviésemos peleándonos. Esto para mí fue muy significativo. Jamás cayó en la chicana, en el desprecio y mucho menos en algún tipo de intimidación. Es todo el contacto que he tenido, pero es un punto de partida para verlo positivamente. En los reportajes se ve que conoce muy bien lo que ha hecho. Podría no conocer tanto, porque generalmente estas cosas las hacen los asesores. Conviven artículos de varios proyectos presentados antes. Yo tengo en la valija la nueva, la media sanción, como tuve antes el proyecto. Pero muchas cosas me daba un enorme trabajo entenderlos. Porque hay un ejercicio que vos no tenés. En consecuencia, me costaba memorizar, saber al toque aquello por lo que me estén preguntando sobre la ley. Lo veo como un tipo que conoce el tema, que está preparado y que me parece que hace el esfuerzo, que a mí me resulta valioso, de ser una buena persona.

—¿Temés que amigos del Gobierno terminen comprando la mayoría de los medios que se pongan a la venta? (N.d.R.: el reportaje se realizó el día antes de que Mariotto trastabillara frente a los senadores con la inhabilitación a los proveedores del Estado de comprar los medios que la nueva ley deje disponibles.)

—Si lo hiciesen, perderían tanto dinero que se hastiarían. Y no lo van a hacer. Vos pensá esto. Canal 7 les pertenece totalmente, pueden hacer lo que quieran. Decime cuál es la influencia de Canal 7 en la vida política del país. Cero. Otro ejemplo.

—¿El solo hecho de ser oficialista hace a cualquier medio perder la mayoría de su audiencia?

—Me remito a esta prueba irrefutable. En Continental hemos estado toda la vida cabeza a cabeza con Radio Del Plata. Somos como gemelas, nos hemos parecido siempre en calidad de programación, calidad de comunicadores, el mismo estilo de gente tirando a lo sobrio, tirando a la credibilidad. Bastó que se supiera que el Gobierno podía ser el comprador a través de Electroingeniería para que dupliquemos a Radio Del Plata. En forma instantánea. En pocas semanas. No hay manera de que el oficialismo tenga buena prensa. La dictadura tenía toda la prensa, todas las radios. No tenía todos los diarios, pero se le temía y, en consecuencia, se funcionaba en línea. Nunca tuvieron credibilidad. Podían tener apoyos, pero nunca credibilidad. Como puede tener el Gobierno apoyo en determinadas cosas, pero nunca credibilidad. La credibilidad en el INDEC, por ejemplo, no la van a conseguir porque lo digan 800 veces en Radio Del Plata. Además, ponele que Canal 13 decide quedarse con Canal 13 y no con TN. ¿Cuántos oferentes va a haber? ¿Siempre va a ser Cristóbal López, siempre va a ser Rudy Ulloa? ¿Va a ser Lázaro Báez? ¿Van a ser tan obvios? ¿Va a ser Moyano? ¿De dónde? ¿Cómo lo compra el Gobierno?

—Pueden serlo pero tu planteo es del tipo de Marshall McLuhan: si el medio es el mensaje y el medio es de alguien inaceptable para la sociedad, ese mensaje pierde su valor.

—Otro ejemplo: ¿qué incidencia tiene la radio de las Madres de Plaza de Mayo? ¿Cuántas radios Plaza de Mayo podés tener? ¿Qué incidencia podría tener una radio de Moyano? ¿Qué incidencia podría tener una radio de Pichetto? No podría tenerla.

—Se dice normalmente que los periodistas tenemos poco poder mucho tiempo, y los gobiernos mucho poder pero poco tiempo. ¿Vos ves a Clarín como un problema superior a Kirchner porque tiene mucho poder mucho tiempo?

—Mi síntesis, que va en línea un poco con eso, yo la diría de esta manera: durante muchos años he visto un poder perverso que se devora a la propia gente de Clarín. Porque estoy seguro de que hay mucha gente ahí adentro a la que le gustaría hacer periodismo de verdad y no ser lo que para mí son un grupo de señores lanzados a todos los negocios parapetados en lo que llamamos “la libertad de prensa”. Los he visto quedarse con el fútbol sin licitación, robarlo, amedrentar dirigentes, proteger a Grondona, proteger a dirigentes de clubes sospechados de gravísimos casos de corrupción porque eran sus operadores dentro del sistema, para que los aumentos que el fútbol pidiese tuvieran el buen criterio de lo que Clarín quería pagar y no de lo que el fútbol necesitaba pagar. Los he visto crear un tipo de periodismo guarango y absurdo que cuando vienen los campeonatos mundiales, la gente queda alarmada. Vos no sos futbolero, pero podés preguntar a los muchachos de deporte qué es lo que hacen en los campeonatos mundiales. Generar un periodismo guarango, torpe, malhablado, amarillo, de enfrentamientos. Hacer pelear a Maradona con Chilavert porque no podían opinar de los temas importantes: de un árbitro, de un jugador. Los he visto avanzar con el dinero que ganaban espuriamente en el fútbol para comprarse (en este caso, Torneos y Competencias) radios financiadas por lo que ganaban en el fútbol con la televisión, para que los que teníamos nuestra posibilidad estrictamente en la radio lo sintiéramos. Los he visto llevarse por delante hasta el sentido común, generando transmisiones de radio por televisión, sin imagen, también para terminar con los otros medios. Los he visto hacer el negocio con las AFJP. Tengo plena conciencia de cómo aprovecharon la Ley de Quiebras, la de Bienes Culturales que, por otra parte, se la dio Kirchner, si mal no recuerdo.

—Duhalde. (N.d.R.: no sólo Clarín sino también La Nación y Editorial Perfil apoyaron y se beneficiaron con esa ley.)

—¿Y la de Quiebras?

—También.

—Bueno. Los he visto proceder de esta manera durante todos estos años. Este Gobierno, con todos sus defectos, con sus fondos de Santa Cruz, con su compra de tierras fiscales vergonzosa, con su amor al mismo tiempo incomprensible por el poder y el dinero que no se puede entender...; este Gobierno, que tiene vicios formales, que cuando hace cosas buenas, las presenta mal, y que a veces es más víctima de cómo lo hace de lo que realmente hace... Si este Gobierno, con todos sus defectos, me quiere regalar, le quiere regalar a la sociedad una ley que haga saltar por el aire esta competencia desleal que han establecido a través de un oligopolio (en este caso, prácticamente de un monopolio como el de Clarín), yo no voy a salir al cruce. Yo los voy a aplaudir y los voy a alentar y los voy a ayudar en la medida de lo que pueda para crear, no votos, porque nadie va a votar por lo que yo diga, pero sí conciencia por lo menos en la discusión en la gente. Porque hay una cuestión cultural muy grave que se nota mucho en la Argentina y también puede ser en el Uruguay, y es la resistencia al cambio. En la película La flor del cerezo, que son dos protagonistas de edad grande, mientras presentan una casa de piedras y un pato cruza la calle, donde vos ves que eso está así desde tiempos inmemoriales, la protagonista dice: “Quisiera que no cambie nada nunca”. Vos tenés que confrontar con una sociedad así, además una sociedad crispada con el Gobierno… justificadamente crispada, porque es un gobierno calentador. Y al mismo tiempo vos estás convencido de que eso está bien, de que vamos a tener mejor periodismo. No se tiene mejor periodismo si influye más desde el poder de la multiplicación que mediáticamente tienen ellos que desde la calidad de las ideas.

—Para vos el tiempo vence al espacio. Si un poder es eterno es mayor que cualquier poder que ocupe más espacio coyunturalmente. El problema del poder está en la permanencia. Si el poder es permanente…

—Es poder.

—¿Superior a los demás?

—Y esto es lo que han usado. ¿Quién contó últimamente el diálogo entre Menem y Magnetto?, aquel de: “¿Y a quién ponemos de presidente?”, “Yo no pongo presidente, yo lo saco”. Está dicho por Menem esto. Esta es la cuestión, si vos querés, bien perversos. Adjudicale al Gobierno toda la perversidad que quieras. Yo me permito adjudicarle a Clarín, con elementos que he sufrido en carne propia, toda la perversidad. Entonces mi razonamiento, el que estoy diciendo por radio toda la mañana es: el Gobierno se cambia. Más: este Gobierno no puede ganar las próximas elecciones. La imagen negativa de Kirchner es inmejorable. Bueno, puede mejorar: en vez de tener un rechazo del 70, tener el 65.

—¿No temés que Kirchner pueda ser electo presidente en 2011? ¿Lo creés realmente imposible?

—Es imposible. Más te digo: es hasta llamativamente imposible porque ninguno de sus rivales mejora la performance de Kirchner. Cobos no la mejora. Cobos viene atado a tantos intereses con la gente de Clarín, con la gente de Mendoza. Es un producto mediático sin relevancia personal. Un fruto del azar. Un personaje que hace de la traición un estilo. Este es el gran candidato. Porque además es el candidato de muchos medios. Que les da lo mismo cualquiera si es obediente al establishment. Y Cobos es un claro obediente. Si es Reutemann, muchísimo más. Si fuese Duhalde…

—Al no haber un candidato de peso, por ahí Kirchner hacia el 2011 se recompone y termina siendo electo presidente otra vez.

—Su problema es que las limitaciones que tienen sus opositores no superan el rechazo que él ha generado con su estilo tan confrontativo. Yo no quiero ponerle el “pero” al Gobierno mientras dure esto. Salvo en mis programas cuando aparece el dato, por ejemplo, de la pobreza del INDEC y no tengo más remedio que empezar el programa con un himno que nosotros creamos: “INDEC-landia”. Tiene dos años y medio ese himno. De los tiempos en que Clarín ponía en tapa: “Un nuevo método aplicaría el Gobierno para…”.

—¿Tan seguro estás de que Kirchner no podría ganar?

—Si yo en este momento activo mis elementos críticos contra el Gobierno, me paro enojado con Kirchner. Porque tengo muchas cosas que me han enojado. Esto le pasa a toda la gente. Cuando llegue el momento de confrontar, creo que es mucho más fuerte en los que no lo quieren. Porque también es cierto que genera mucho amor y mucho respaldo.

—Pero minoritario.

—En estas elecciones cada aparición de Kirchner era más piantavotos. Es muy probable que si lo hubiese dejado a Scioli solo en la provincia, con todo el reparo que para mí merece Scioli…

Sigue

—¿Ves similitudes entre Scioli y Cobos?

—Ah, sí.

—¿Y Reutemann?

—Yo no sé si a Reutemann meterlo totalmente, porque no me parece un manejable. Me parece más retobado, pero Cobos, De la Rúa, Scioli parecerían demostrar que la mediocridad es un camino extraordinario…

—Lo que aglutina a Scioli y Cobos sería que no son valientes; o sea, son manejables. Reutemann es también un fenómeno mediático pero no es manejable. Para vos, que el presidente sea autónomo es el prerrequisito. Que sea cualquier cosa, pero que sea libre.

—Sí. Pero la sociedad no quiere mucho a los libres. Fijate que a Carrió la resisten enormemente y algo que es Carrió: es libre. Esto no se lo puede negar nadie. Vos podés después endilgarle muchos defectos, pero es una mujer libre. No gusta por eso.

—No gusta, claro. Y lo mismo vos, en este momento estás cosechando críticas porque tanta libertad, como cualquier exceso, resulta pornográfica. Ofende porque contrasta con la carencia de ese grado de libertad que el observador percibe en sí mismo. Es atávico, el que saca la cabeza demasiado corre riesgo de que se la corten.

—Puede ser. Ayer me di cuenta de que, sin advertirlo, transcurrieron las cuatro horas del programa sin tratar la Ley de Medios. Es como si me hubiese querido dar un descanso de lo que cada día es la fatiga de saber que vos herís susceptibilidades, desencantás a gente que te ha seguido creyéndote mucho, y que de repente no te quiere creer nada porque estás diciendo todo lo contrario de lo que piensa. Es muy difícil confrontar con la pérdida del halago que significó una audiencia que te mima y que se convierte de pronto en una audiencia crispada, que se enoja y te deja cosas terribles en los contestadores telefónicos. Es muy duro. Y además, el nivel de crispación es muy alto: mucho más de lo que uno podría imaginar para estos temas. Parece ser que no estamos preparados para conversar de esto sin confrontar violentamente.

—Vos dijiste en el Congreso: “Los periodistas saben buscar sobre la corrupción de los gobiernos –de éste y de otros gobiernos que vendrán–, pero no se paran a ver los riesgos de la corrupción en empresas privadas. Los perdemos de vista porque hay una gran complicidad”. ¿Esa complicidad les cabe a los periodistas que trabajaron en el Grupo Clarín durante los últimos años?

—No lo sé. Me tendrías que formular la pregunta de otra manera.

—¿Te parece que esa sospecha les cabe a periodistas como Magdalena o Nelson Castro?

—No, Magdalena está convencida. Magdalena está convencida y es tolerante conmigo, porque sé que en el fondo está enojada conmigo. Pero con mucha educación, finalmente, con respeto por mi punto de vista. Magdalena tiene convicción personal, ve las cosas de esa manera; presumo que debe tener una cordial relación con gente del grupo, de los muchos años de trabajo, y me parece casi noble de su parte que ahora, que está enfrente, si además tiene la suerte de pensar como piensa... Porque a veces es una suerte pensar como pensás, porque es una suerte poder estar de acuerdo con Clarín cuando te dolería mucho hacerle algo a Clarín. No, en el caso de Magdalena, de ninguna manera. De ninguna manera. Yo creo que ahora sí dentro de los que en estos momentos están opinando. Yo no quiero ni saber de nada, porque hay gente que estimo ahí: no los quiero ni ver ni leer. ¿Por qué? Porque tengo miedo al desencanto. Creo que una persona que en esta pelea tenga la desgracia de que al mismo tiempo está contra el Gobierno, estar trabajando en Clarín, debería abstenerse. Si su opinión va a ser tan contraria a la Ley de Medios. Tengo mucho miedo de escuchar algo que me dé un profundo rechazo.

—¿Esta ley será cismática? Kirchner logró que periodistas, por diferencias ideológicas, desaparecieran; ahora, en FOPEA hay una cadena de renuncias, y hasta en ADEPA, por primera vez en su historia, hay diarios que se desafilian: como el caso del principal periódico de La Pampa. ¿Esto puede dividir a los periodistas?

—Sí, yo creo que va a haber situaciones muy interesantes de observar, cuando haya pasado un poco de tiempo. Todos los gremios que han participado, sabiendo que tienen un componente tan fuerte de Clarín, deberían haberle dicho: “Mirá, no podemos participar de esto porque cualquiera se da cuenta de que aquí está la firma de Clarín como la más importante de todas”.

—¿Clarín tiene también cooptada a cada una de las organizaciones?

—Hasta ARPA. Yo, cuando fui a defender en el Senado, hace unos años, que el fútbol de la Selección fuese pasado por televisión abierta, por Canal 7, me tuve que enfrentar a ARPA. Para colmo, el presidente de ARPA era un muy querido amigo personal. Y empecé porque yo no sabía que ARPA iba a decir lo que dijo en esa audiencia, y me tocó hablar después. Nunca he dicho nada más horrendo que escuchase un amigo personal como lo que dije de ARPA esa vez. Todo lo que ARPA está diciendo ahora, todo, me da mucha vergüenza. Indudablemente, todos están en línea con el Grupo Clarín. Acá hay personas conservadoras que directamente no quieren el cambio y que no quieren saber nada con lo que haga el Gobierno.

—Pocas veces un periodista fue tan contundente. Dijiste cosas como: “Son una banda de bribones que han ido a todos los negocios permanentemente parapetados en la libertad de prensa” o “No existe para mis oídos una mentira más grande, en 60 años de carrera, que los medios diciendo que la Ley de Radiodifusión va contra la libertad de prensa”. “¿A qué se oponen los que se oponen y al servicio de quién se oponen?”. ¿Sos consciente de que tu vehemencia sorprende hasta a tus colegas más cercanos y a los que normalmente coincidían con vos?

—No, yo hablo desde una convicción muy fuerte. Posiblemente alguna vez me encuentre con alguno y le diga: “Disculpame, yo no quería herir personas ni susceptibilidades”. Pero yo te diría que, de ahí, la única falsedad ideológica es la palabra bribón, elegida expresamente porque me parece más suave que decir ladrón.

—La Ley de Medios va contra los intereses de los dueños de la radio en que trabajás, Continental, que por ser españoles, y al no haber un convenio de reciprocidad con ese país, tendrían que desprenderse de ella. ¿Te parece que los extranjeros no deberían tener medios de comunicación, o que el tope del 30% es correcto?

—Si vos podés poner tu diario en España, y eso está muy claro que lo podés hacer en las mismas condiciones en que ellos puedan poner diarios y radios acá, como un intercambio, podría ser que lo entendiese. Pero los medios de comunicación hacen a la preservación de valores culturales, históricos, políticos. Eso lo conocen en su verdadero entramado las personas que han recorrido buena parte de su vida, sino toda su vida, aquí adentro. Por consiguiente, solamente como un intercambio muy real, yo podría entenderlo. De otra manera, que cada cual se arregle con su medio de comunicación. Porque son factores muy vinculados a lo cultural, a la identidad, a lo propio.

—¿No es un poco esquizofrénico para la audiencia que en el mismo programa donde vos asumís una posición absolutamente a favor de la Ley de Medios, la radio pase mensajes en contra?

—A mí me parece que es interesante lo que ocurre, por ejemplo, del programa de Magdalena al mío. Una visión totalmente en contra de la ley que, de pronto, a las nueve de la mañana, con un cortinazo, deviene en una visión totalmente positiva. Me parece que esas dos campanas tan fuertemente defendidas, porque Magdalena también tiene su temperamento, y vaya si lo tiene, son una especie de mostrar dos elementos en pugna muy fuertes, para que la gente componga una idea quizás más acabada. Me parece interesante que la gente de la radio no me diga nada. Uno de ellos, un gerente que ha llegado hace poco tiempo, me dijo que le gustaría discutir filosóficamente el tema. Y te imaginás, ningún problema, pero esto no implica que yo no fuese a decir lo que quisiese. Yo, con la radio, tengo el siguiente arreglo: el fútbol no me lo pueden tocar porque es un contrato que yo me gané. Ahora, La Mañana es una cuestión que la radio podría suspender mañana y yo no le hago un juicio. Y ellos lo saben, se los digo siempre. Este es el precio de decir lo que sienta cada día en mi vida. Y no les voy a causar ningún daño, me voy. Si es con el fútbol, les hago lío; si es con La Mañana, no. Así que es una victoria de parte de la empresa que ellos se banquen esto sin decirme una sola palabra. Yo tengo amigos, mejores amigos de la empresa afuera del país que aquí; amigos que me escuchan porque les gusta mucho el programa, por suerte. Ninguno de ellos me ha dicho una sola palabra respecto a este tema. Y me parece que es interesante como forma de respeto.

—Continental es una radio muy ligada al sentimiento del campo, que es visceralmente antikirchnerista. ¿Podría llegar a perder rating tu programa porque la audiencia de Continental está más en contra del Gobierno que de Clarín?

—Sí, perfectamente puede suceder. Mucha gente que ha sido hincha del programa está enojada conmigo. Yo voy a los teatros, a los cines, estoy muy en contacto con la gente, no estoy en una burbuja, yo voy por la calle y mucha gente me felicita, pero mucha, que es la que más continuamente ha sido oyente, está enojada. No me sorprendería, pero en el caso de la gente de aquí, no me importaría tanto; en el caso de la gente del campo, me parecería injusto.

—¿Qué diferencias ves entre este conflicto del Gobierno con Clarín y el conflicto del Gobierno con el campo?

—El campo merece un mejor tratamiento. Con el campo, lo que estamos discutiendo es la medida del zarpazo que el Gobierno le quiso dar y que no era justo. Porque a mí no me gusta. Si a mí me sacan el 35%, casi el 40% en realidad, de lo que gano, bueno, me parece justo. Ahora, no me saques el 60%. Sobre todo porque me sacás las ganas de trabajar. Yo hay trabajos que no hago porque estoy cansado de mi sociedad con la AFIP; por un trabajo de animar una fiesta me ofrecen cinco mil pesos; dos mil pesos se me van para la AFIP: no me parece justo, no me dan ganas de hacerlo. Esto también creo que sucedía con el campo. El Gobierno con el campo no tenía nada más que una partecita de razón: la de que si dejás que la gente decida cuánto va a dar, siempre te va a querer dar menos. El campo, como elemento corporativo, no tiene perversidad, no se ha robado nada, no ha mentido nada: defiende sus derechos. Creo que no tiene ninguna relación.

—“The New York Times” sostiene que no le da a su público lo que quiere leer sino lo que debe leer. ¿Para vos, la mayor autonomía que puede tener un comunicador es la de desafiar a su propia audiencia?

—Si alguna vez decrece la audiencia, lo que voy a sentir es que me saqué de encima la audiencia que no me interesaba, porque el que deje de escucharme por lo que yo pienso ahora es porque no se bancó al personaje que quería cuando pensó distinto. Quiere decir que nunca me estimó: estaba de acuerdo conmigo. Entonces, yo no tengo ningún problema en perder a la gente que a mí no me gusta. A mí me gusta construir al oyente. Yo creo que uno construye a su lector. Cuando vos te esmerás en una nota que escribís, estás eligiendo el lector. Cuando yo hago mi programa de radio, estoy eligiendo el tipo de oyente. Por lo cual, la pérdida de oyentes me va a decir cuánta gente se había equivocado. Yo no siento que me equivoqué. Yo sigo siendo el mismo tipo que trata de ser una persona honesta, digamos, o transparente en lo que hago. El que se equivocó fue el otro. Me escuchaba una persona intolerante. El otro día una señora me tocó de atrás y me dijo: “Yo no estoy de acuerdo, no lo felicito de ninguna manera por lo que está diciendo de la Ley de Radiodifusión”. Entonces, yo, amablemente, me doy vuelta y le digo: “Señora...”. Me dio vuelta la cara y se fue. A esa persona ya no la quiero como oyente porque no me sirve de ninguna manera el halago de ella. Y yo no puedo vivir para el halago de ese tipo de personas, para la gente intolerante. Estoy para el que me dice: “Vos estás loco con lo que decís de la ley, vos estás loco en creerte que este Gobierno no va a sacar una ventaja...”. Yo esto lo discuto. Anoche estuve en una cena con muy queridos amigos que no se animaban a sacar el tema porque pensaban que podía ser ríspido para mí. Mirá a lo que hemos llegado.

—¿En el estacionamiento de Radio Continental abollaste a propósito, y varias veces, el auto de alguien que se llama Fierita porque había ocupado tu cochera?

—No, es mentira. No había ocupado mi lugar Fierita, que se ha portado como un caballero, porque él pudo haberme hecho daño, dado el deseo que inmediatamente surgió de gente que quería dañarme y presentarme como una persona que se pone fuera de sí fácilmente. El había ocupado dos lugares. Cuando vas a estacionar tu auto en la calle y ves que un señor, si lo hubiese arrimado al de atrás o al de adelante un poco más, dejaba un espacio y no se preocupó, ya te da un poco de fastidio. Yo esperé como media hora. Quise correr el auto empujándolo para ver si lo había dejado sin freno. Quizá debería haberme bajado y empujar con las manos, estamos hablando de época invernal, y no te dan muchas ganas. Probé y no se movió. Y después de veinte, veinticinco minutos, baja una persona sin la llave y le digo: “Sacame esto de acá, te pido por favor; me quedan diez minutos para hacer del programa”. Y le tiro una patada a la rueda, en el costadito, le pego de tal manera que no hay ni huella ni hundimiento, ni nada, en la puerta. Lo llamo a Fierita y le digo: “Mirá, no te llamo para darte explicaciones, porque si doy explicaciones voy a tener razón, te llamo para decirte que si el guardabarros tiene algún daño, me lo hagas llegar”. Y me dijo: “Bueno, si es así te mando la cuenta”. Todavía no lo hizo, pero no sé si es porque todavía no...

—¿Sentís que la Ley de Medios puede estar alterándote emocionalmente? ¿Que perdés el control de vos mismo, como cuando ves que vas a decir algo que no te conviene e igual lo decís?

—No. A mí me gustaría tener una oralidad como la palabra escrita, que no pierda su elegancia. Que así se lo dijese en la cara a la persona, esa persona no me tirase con un vaso, aunque le esté diciendo una cosa grave. Por ejemplo, elegir la palabra “bribón” es una negociación que hasta ahí me lo permito. Pero no más que eso: yo no podría negociar una palabra más sencilla.

—Hay colegas que piensan que tenés un delirio místico con la ley, que te transporta a una situación casi religiosa.

—No, no. Eso es una exageración de tu parte, absoluta. A mí la ley es un tema que me importa, como me importaba en su momento la televisación por televisión abierta de la Selección. Me parece que hay causas que tienen nobleza y que son dignas de defender. Si no sale la ley, mi vida no cambia en absoluto.

—¿La emoción te traiciona?

—No, no. Si yo pudiese hacer, de las cuatro horas, los diez minutos que le corresponden al tema, no habría tanto problema. La cuestión es que el tema reaparece con los llamados de los oyentes, con que apareció el senador tal diciendo tal cosa, con que descubrís lo que dijo en la tapa del diario alguien; con que escuchás la nueva publicidad de Arpa o de TN. Todo el tiempo tenés elementos por los cuales volvés a cada rato al tema. Esto es lo lamentable: la recurrencia, la insistencia, que tiene que ver también con la insistencia del repiqueteo del tema sobre el programa o sobre el diario. Ahora, una crispación personal se trasladaría a la incomodidad de vivir bien la vida, a no poder disfrutar. Y yo no he cambiado nada de mi vida.

—Cumpliste sesenta años hace poco más de un año. ¿Tuviste alguna vez algo parecido a lo que se denomina la crisis de la mediana edad? Se dice normalmente que las personas tienen una segunda adolescencia y determinados valores reaparecen.

—En general, se esfuman los valores de la juventud a cierta altura de la vida. Me alegro de reencontrarme con un muchacho luchador siempre, con una persona que, pudiendo contemplar la vida desde una cuotita de prestigio más o menos interesante, desde un cierto bienestar económico, desde una instalación positiva en los medios...

—Pone en riesgo eso.

—Y crea olas. Elijo un cierto riesgo profesional que consiste en perder mi programa, en perder oyentes quizás. Y yo sigo prefiriendo al tipo que pudo, hace tres o cuatro meses, arreglarse con Clarín y eligió todo lo contrario: yo. Hace cuatro meses, una persona, tres o cuatro veces, me pidió una reunión con el señor que maneja las relaciones públicas de Clarín (N.d.R.: Martín Etchevers). El mismo, el día que me designaron en la Academia de Periodismo, me dijo que quería hablar conmigo, se presentó. Almorzamos un día, y yo dije todo lo que estoy diciendo con vos aquí, sólo que no estaba ni el tema del fútbol, que le quitaron después, ni este tema de la ley. Pero todo lo demás era porque yo, de Clarín, decía lo que decía. Entre otras cosas, le señalé que yo había sido hasta prohibido por el grupo, porque mi programa Protagonistas de la segunda Argentina iba a ir por Metro. Cuando ellos supieron que estaba yo detrás, a los muy pocos días, la misma persona que intercedió para que tuviésemos la reunión me dijo que si quería tener el programa en Metro, o en cualquier otro lado, contara con eso. Ese es un primer paso, después viene un programa en TN, después viene… Y yo elijo que no, es decir, yo elijo frente a la cobija magnífica y la frazada estupenda que te ofrecen de protección, que no. Quiero decir que todavía hay valores, y espero que siempre sea así, que funcionan, y es más fuerte que la conveniencia. Y traslado esto a este problema, se presenta una situación por la cual yo podría, aun pensando lo que pienso, defenderme nada más que haciendo reportajes. Lo llamo a Pichetto, y Pichetto dice que la ley es maravillosa. Lo llamo a Macri, y Macri dice que son unos fascistas.

—¿Tirar la piedra y esconder la mano?

—Así es.

—¿Vos querés que además se vea la mano?

—Fijate que a la audiencia pública casi que me candidateé yo. ¿Sabés por qué? Porque vi que había audiencia pública en el canal y dije: “Yo tendría que estar ahí”.

—Te escuché en la radio decir que sos tímido para hablar frente a las personas en público.

—Sí, porque no me gusta.

—¿Te psicoanalizaste? ¿Te psicoanalizás?

—No.

—¿Nunca te pasó la idea por la cabeza?

—No. Yo nunca he tenido lo que me parece que tendría que generar que me psicoanalice, que es algún dolor moral, o alguna angustia que no pueda resolver de dónde procede.

—Esa es una posición conservadora. También podría mejorarte en una experiencia de autoconocimiento.

—Es como si me dijeran: “¿No has visto a un hepatólogo?”. No lo vi porque no me ha dolido el hígado. Y creo que con la psicología sucede exactamente lo mismo.

—¿La edad no influye entonces en tu ánimo?

—Tanto es así que lo de la Ley de Medios, creo, divide, si vos querés hacer una línea tajante, entre jóvenes y personas grandes. Es decir, todos los que de una manera amable o dura me reprochan son mayores que yo. Y todos los que saludan y celebran mi posición son jóvenes. No quiere decir esto que todos los jóvenes están a favor y todos los veteranos están en contra, sino que a mí me toca como experiencia personal.

—Vos hace 25 años ganabas lo suficiente para mantenerte. Hoy sos uno de los periodistas mejor pagos de la Argentina. Hay una frase de Nietzsche, que se repite en filosofía: “No se piensa lo mismo en una choza que en un castillo”. Vos vivís en Puerto Madero, ¿qué cambió la falta de cualquier carencia material en tu manera de pensar?

—Nada, porque mientras no haya temor a perderlo... Yo tengo una expectativa de vida de 20 años más y un contrato por un año más. Tengo 19 años de mi vida que están en blanco y son sospechables porque no tengo alianzas, porque no tengo radios a donde ir en este momento. No puedo ir a la radio de De Narváez, no puedo ir a Mitre, no puedo ir a la 10; no puedo ir, en principio, por lo menos…

—A Radio 10 sí podrías ir.

—No me gustaría trabajar con Hadad. Lo cual es injusto, porque Hadad no es peor que Magnetto. Hadad es demasiado visible porque ha sido periodista como yo, entonces, hay ahí una contradicción en uno mismo. No sé por qué digo que no trabajaría con Hadad y en algún momento sí habría trabajado para el Grupo Clarín. No es seguramente el Grupo Clarín mejor que Hadad en ningún rubro, pero a mí se me ocurrió algún día. Me acuerdo que una vez le dije a Teté Coustarot, la amadísima Teté, que es una de las personas más lindas y delicadas que he conocido en mi vida, haciéndole un reportaje: “¿Cómo es trabajar en Canal 9, que es un quemo?”. Yo no sé cómo se me escapó... Por esa falta de controles que yo te digo. Acto seguido me di cuenta de que había preguntado una barbaridad y una incomodidad.

—No te psicoanalizás porque vos ya tenés el inconsciente en el consciente, no reprimís, podés decir lo que venga.

—No conozco las claves del asunto.

—¿Trabajarías o no en Radio 10, entonces?

—No trabajaría en la 10. No trabajaría, eso sí, seguro y con toda razón por razones éticas, con De Narváez o con Manzano. Manzano aceptaba que mi programa Protagonistas de la Argentina fuera con ellos, pero además tenían un programa deportivo. Una cosa es Protagonistas de la segunda Argentina, que lo maneja una empresa sobre la que yo no tengo influencia, que puede poner el programa donde quiera, y otra cosa es que yo hiciese una prestación directa. Entonces, no tengo muchos lugares donde trabajar. Con el Gobierno no podría tener una relación. Ya he tenido dos tortuosas relaciones, que fueron Desayuno y Protagonistas de la segunda Argentina, que me lo sacaron por la presión de muchos diputados y senadores que se la pasaban despotricando porque mi programa no se compadece con ellos. Si vos escuchás mi programa, hoy todavía, la nota con Graciela Ocaña, decís: “Pero este tipo le está pegando al Gobierno desmesuradamente”. En consecuencia, conseguí tener enojados a los del Gobierno cuando hago una nota con Ocaña, cuando critico a Zanola.

—¿Un buen periodista tiene que enojar a todos?

—Yo creo que sí, porque el periodista actúa como una especie de fiscal que en nombre de la gente está mirando todo lo que pasa y tratando de que eso se corrija.

—Te escuché decir que también estás muy decepcionado con la oposición. Dijiste textualmente: “No se ponen las pilas como corresponde”. ¿Cuál es tu evaluación de lo que hicieron los diputados de la oposición con esta ley?

—Es todo muy pobre. Algunos son directamente como si fuesen, no empleados pagos, pero funcionan como si fuesen personas que vienen directamente de Clarín o con la orden de Clarín. Hay dos o tres personas que fueron banderas en Diputados y que a mí me han resultado, francamente, un gran desencanto. Después están las contradicciones tremendas. Con Macri tengo una cordial relación, me parece un buen tipo, tolerante, con el que podés discutir, conversar, decirle cosas, habrás estado más de una vez en un mano a mano con Macri y es muy difícil que discrepes con esto que digo. Se banca que le digas: “Pero usted hizo…”. Y a mí me gusta ese tipo de personas, no es un fanático de sí mismo. Pero Macri diciendo que este Gobierno es fascista por la Ley de Radiodifusión, a mí me causa gracia, porque una vez me dijo: “Veámonos, Víctor Hugo, quiero charlar con usted”. Nos encontramos en Rond Point. Y me dijo: “Víctor Hugo, quiero saber por qué me está pegando”. Yo lo había visto llegar a Boca con buenos ojos, y le digo: “Usted prometió que iba a luchar por mejorar el fútbol y usted está trabajando nada más que para Boca. Por el fútbol no está haciendo nada, usted no va contra Grondona, no denuncia lo que Grondona hace, no va contra el negocio del fútbol”. Y me dice: “El problema no es Grondona, detrás de Grondona está Clarín”. O sea que tenía plena conciencia de que él no podía hacer nada que se pareciese a estar contra Clarín. Y ahora dice que el Gobierno es fascista porque va contra Clarín. Además, yo creo que muchos están actuando con una hipocresía muy grande. ¿Por qué?, porque Macri sabe que le conviene la Ley de Radiodifusión, sabe que le conviene que los poderes periodísticos sean más parejos, sabe que le conviene la diversidad. El, que tiene expectativas presidenciales, se lo quiere sacar de encima. Para mí que Macri sobreactúa porque, como va contra el Gobierno, parece natural, pero yo no le puedo creer a Macri porque sé que Macri sabe quién es Clarín, porque me lo dijo. Y abundamos en detalles: “¿Qué quiere que se haga? Contra Clarín no puedo, yo tengo expectativas personales que estaría abortando con nada más que tirarme contra Clarín”.

—Vos no te permitís llevar adelante una discusión en la que no creas que te asiste la razón, mientras que Macri actúa con la hipocresía del político pragmático que puede tener una posición en la que no cree.

—Yo creo que el caso de Macri es ése. Queda bastante claro que esto no puede ser de ninguna manera un invento mío, y Macri jamás lo desmentiría. Ahora, ¿cuál es la relación que hay entre la persona que se presenta como uno de los adalides para que no salga la ley y el que sabe que la ley sería muy necesaria para que ese poder, cuando él sea presidente, no lo ate a tenerle que dar negocios a cambio de protecciones y todos los etcétera?

—¿Los legisladores que tienen intereses en los medios de comunicación deberían excusarse de votar la ley?

—La presencia de Jenefes, de De Narváez, Vila y Clarín como factores, al mismo tiempo, me parece que es la conformación principal del equipo de los que están contra la ley. Que en ese equipo estén Jenefes y De Narváez con la bandera contra ley, siendo que ellos son dueños de conglomerados (si bien Jenefes parecería que no pierde tanto, ha tenido intereses cruzados con grandes empresas de comunicación del país), a mí me parece que es rechazante. De Narváez defendiendo los medios de comunicación que tiene me parece muy, pero muy triste; lo debilita. De Narváez debería reaccionar frente a esto si tiene expectativas más importantes, porque estas cosas dan retorno. Vos no podés ser desde adentro de la política un defensor de intereses que la política está dirimiendo si corresponden o no.

—¿Es cierto que una vez trompeaste a Mauro Viale?

—En el año ’82 tuvimos una discusión y yo revoleé una mano que no sé si le pegó, y él, en el retroceso natural de lo que fue el amague o el contacto, porque ya ni sé, cayó en un sillón y quedó instalada la idea de que habíamos tenido una pelea. Si hubo una pelea, duró cuatro segundos.

—¿Es un hecho totalmente extraordinario en tu vida?

—Es un hecho extraordinario, pero tengo agarradas. ¿Vos nunca te peleaste?

—Nunca.

—Es notable. Yo debo tener, ya de grande, dos o tres veces. Mínimo.

—De esa época tengo para preguntarte si es cierto que José María Muñoz te acusó de tupamaro ante los militares argentinos para impedirte trabajar en Argentina.

—En un primer momento, sacó un disco Canal 7 con mis goles y a él le dolió. Y le dijo a la persona que había sacado el disco, no me acuerdo cómo se llamaba el señor: “Me parece mentira que ustedes saquen un disco con un tipo extranjero y tupamaro de izquierda”. Pero yo te quiero decir que terminamos en una cordial relación, yo lo estimaba, me divertí mucho con él. Entiendo que fue un ingenuo y un hombre que pensaba que las cosas las podía hacer a través del poder. Y que tenía una buena relación.

—¿Te gustaría algún día hacer política?

—No, de ninguna manera. Política he podido hacer 25 veces en mi vida. La ética del político se ve en la ética de un colectivo dentro del cual yo no podría funcionar. Cargándome sapos, dándole la razón de todo. Y la ética del periodista a mí me sirve.

—¿Para ser político no hay que ser libre?

—No. Para ser político tenés que ser una persona que sepa negociar. De ninguna manera podría ser político. No podría trabajar en política, y me lo han ofrecido incontables veces.

—¿Por quién habrías votado en las elecciones presidenciales desde la llegada a la democracia?

—Alfonsín.

—Alfonsín primero. Después de Alfonsín era Menem o Angeloz.

—Angeloz.

—Después era Menem o Bordón.

—Bordón.

—Después era Duhalde o la Alianza.

—La Alianza. Siempre habría estado más cerca del radicalismo. Habría votado siempre radicales contra los peronistas. No me gusta el peronismo, para decirlo muy fragmentariamente. Me gustaría analizarlo y que no quede la frase así tan dura. Yo no me siento cómodo dentro de un partido en el que está bien Menem, está bien Kirchner, está bien Solá, está bien Duhalde, está bien Rico: todo cabe. No puedo convivir con eso. Es más: yo justifico que el hombre de trabajo, el obrero, sea peronista, lo entiendo perfectamente porque ahí hay una historia de dignificación del trabajador que ahora yo la he podido apreciar muy bien en la radio. La radio tiene tres funcionarios que son de otro lado, y como tenía que achicar la empresa, pensaron echar gente. Y no pudieron porque las leyes, vos lo sabés muy bien, son muy especiales. No existen en otros países las leyes que hay acá, y eso tiene que ver seguramente con el peronismo. Pero dejame redondear la idea, porque iba rumbo a otra cosa cuando te puse el ejemplo de la radio. Yo puedo entender al obrero que sea peronista, pero no puedo entender al intelectual.

—Te falta decirme en 2003 y 2007. En 2003, ¿Kirchner, Menem o Carrió?

—Carrió.

—¿Y en 2007? ¿Cristina, Lavagna o Carrió?

—Carrió.